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Mira

27, noviembre 2018 - 2:45

┃ Yael Rueda

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Foto: Erick Estrella

Lo que mal comienza, mal acaba, así de clara es una máxima en la vida y a las Chivas le pasó factura. Un torneo que inició incierto, con decisiones polémicas en la directiva, terminó con un fracaso consumado: tres torneos sin llegar a la Liguilla.

El cuadro tapatío se quedó a seis unidades de la fiesta del futbol mexicano. La directiva tendrá que comenzar a planear desde ya el nuevo torneo, todavía con la esperanza de rescatar algo del último semestre del año: el Mundial de clubes, donde los Rojiblancos estarán obligados a entregar una participación histórica.

El tormento rojiblanco comenzó, irónicamente, con los títulos de Liga y Copa que obtuvieron en el 2017. La felicidad fue inmensa, no solamente por levantar los trofeos, sino porque con ellos llegaría una importante prima económica que no apareció hasta que Matías Almeyda prestó dinero a la directiva.

“No fue caridad”, fue tajante José Luis Higuera en una entrevista, en claro énfasis a los intereses cobrados.

Ser el pastor y apoyar en todo a su Rebaño le costó caro. Durante las vacaciones del equipo el celular sonó y el argentino atendió: no querían que siguiera en la institución rojiblanca, pero él debía renunciar “de común acuerdo”. No quiso cerrar el trato y la tensión creció.

Aunado a ello, Matías había solicitado apoyo para tener una plantilla un poco más competitiva y sucedió todo lo contrario. Jugadores clave de la plantilla salieron del club: Rodolfo Cota, Rodolfo Pizarro y Oswaldo Alanís, este último incluso había sido relegado a las divisiones inferiores por negarse a firmar una renovación de contrato sin mejora salarial.

La pretemporada iba a dar inicio el 10 de junio, pero los altos mandos de Chivas citaron a los jugadores con seris días de anticipación, una clara muestra de la ruptura que ya había con el “Pelado”.

Los rumores aparecieron, versiones inverosímiles de los hechos… Fue entonces que Francisco Gabriel de Anda salió a poner orden. El único proyecto era con Almeyda o dejaba el cargo de director deportivo. El resto se convirtió en historia. Estratega y directivo terminaron fuera de las filas del Rebaño.

Chivas ya se había convertido en un auténtico infierno, quizá por esa razón decidieron contratar al “Diablo Mayor”, José Cardozo, timonel que llegó a buscar gloria y el menos culpable de la situación.

El Rebaño fichó lo mejor posible para el momento que vivían y pusieron manos a la obra: mostraron idea de juego y los goles volvieron a aparecer (21 en la temporada), sin embargo, la irregularidad del equipo no demostró que su saldo fuera favorable: cinco ganados, cinco empatados y cinco perdidos. Pero el momento más doloroso, fue sin duda, cuando Pumas rompió con la hegemonía de décadas que tenían los Tapatíos en territorio jalisciense.

La recta final del torneo arrojó un racimo de esperanza para los hinchas rojiblancos, pero esa fe se disipó de a poco. Chivas no hizo del todo su parte y las combinaciones de las que dependían comenzaron a hacerse más complicadas. La vela terminó por apagarse sin que el milagro llegara.

Mas en la oscuridad aparecen grandes oportunidades y Guadalajara tendrá una cita con la gloria: no romperá filas para preparar el Mundial de Clubes, torneo de FIFA en el que podría hacer olvidar lo tormentoso que fue su último semestre.

Es momento de que muestren su grandeza.

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