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Mira

10, diciembre 2018 - 20:13

┃ ESTO

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El objeto de deseo que tiene los ojos de todos puestos en la capital del país por el enfrentamiento entre Cruz Azul y América en la gran final del torneo Apertura 2018, llegó antes que a cualquier otro lado a las instalaciones del Diario de los Deportistas.

Flamante y brillante, el trofeo que será entregado el domingo por la noche al ganador de esta campaña, engalanó el pasillo principal de ESTO y estuvo a la vista de los trabajadores del diario, quienes posaron junto a él, pero a sabiendas de que no se debe de tocar, o al menos no los que son partidarios de celestes o azulcremas.

Cabe mencionar que en el trofeo ya vienen grabados los nombres de los finalistas, así como la sede y el torneo en disputa, lo que le da un toque extra al nerviosismo que impera en la previa de una serie tan importante como esta.

Junto con la copa, la medalla que se le entregará a cada miembro del plantel campeón estaba en la mesa. Dorada y brillante, la presea espera poder colgar del cuello de quien sea digno de portarla al término de los 180 minutos y ser presumida por siempre.

Las fechas son especiales. El espíritu navideño se respira por todos lados y en nuestra casa no es la excepción. El gran árbol navideño de la recepción también fue testigo de la visita del galardón colectivo que terminará en las vitrinas de La Noria o de Coapa.

La primera parada de la más deseada fue en la San Rafael. Casa en la que está presente cada seis meses en la víspera de conocer al futuro monarca del futbol mexicano. La buena vibra de los trabajadores fue absorbida por el trofeo y será recibida por los nuevos campeones, ya sea para romper una sequía de 21 años sin gloria, o bien, para proclamarse el más campeón del balompié azteca.

La semana más especial del semestre tuvo el punto de partida con nosotros y ahora seguiremos muy de cerca la historia que dicte el destino de las preseas.

Faltan 48 horas para la gran final. El trofeo será colocado en la grama del Coloso de Santa Úrsula, en donde los 22 gladiadores pasarán cerca de él y muchos ni siquiera lo voltearán a ver. Por ahora, sólo resta esperar.