POR MANUEL GÓMEZ C.
FOTO: JORGE BARRERA

MUY a pesar de la contundente ventaja alcanzada en el partido de ida, contra el Monterrey, Antonio Mohamed no echa las campanas a vuelo. Ha regresado la humildad en el director técnico de las Águilas, convencido de que es el único camino al éxito.
“El resultado es muy bueno”, admite el “Turco”, mesurado, sin alardes. “Dimos un paso importante, y aunque tres goles son una buena ventaja, tampoco podemos sentirnos que ya estamos del otro lado, que ya cruzamos la semifinal”, ataja serio.
“Hay alegría, hay optimismo, pero sin creernos más, porque nos falta sellar el buen partido que jugamos en Monterrey, ahora en casa”, añade este hombre, cada día más fortalecido por los resultados entregados a tan corto plazo.
Sencillo, humano, Mohamed conversa con ESTO. Hoy está muy cerca de saborear un nuevo título, mas esta vez con la playera azulcrema, la cual, descubre, le da una condición distinta. Se disfruta más. Pese a lo cual, no hay tiempo para anticiparse. “Ni los mejores ahora ni los peores cuando perdimos”, filosofa.
Ladrillo a ladrillo se construye la gloria y él no quiere saltarse ningún paso…
Tanto así que, respetuoso, reconoce el músculo mostrado por La Pandilla, un equipo que suele dar campanazos importantes, y si no que le pregunten al Atlas.
“Monterrey es un conjunto fuerte, por algo está en la semifinal, y aunque está herido, eso no debe hacernos sentir que con ese marcador ya pasamos”, previene el “Turco”. “Aunque la ventaja que tenemos es de cuatro goles, ojo, no hay que cantar victoria ni caer en excesos de confianza”, insiste, conocedor de las grandes remontadas. “Por eso hay que salir a jugar con la misma intensidad con la que jugamos en este primer juego”.
Hoy, más allá de los elogios naturales hacia el América, Tony presume que estas Águilas se distinguen por ese gran corazón “y esas ganas de ganar”.