POR VIOLETA ALVA

FOTOS: RAMÓN ROMERO

Es día de final y nadie quiere perdérsela.

A unas horas de que se jugara la vuelta del duelo entre Cruz Azul y América, la plantilla de La Máquina recibió el último apoyo por parte de su afición.

Este sábado, los cementeros cerraron su preparación en La Noria, a la que acudieron algunos aficionados provenientes de Estados Unidos, Sonora y Chihuahua.

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Si para los seguidores que viven en la Ciudad de México ya era difícil conseguir entradas para el partido de esta noche, para los foráneos fue aún más.

Así le pasó a John, quien viajó desde Milwaukee con su pequeña de seis meses sólo para ver a su Cruz Azul campeón.

“Después del partido del jueves había muchos revendedores. Estaba buscando a quién me diera mejor precio porque la mayoría estaba entre seis mil y siete mil pesos, hubo una persona que me dijo que me los dejaba en tres mil 500 cada uno y no lo pensé. Me dio su número y nos vimos al otro día”, contó John. “Viajé de Milwaukee a Chicago, de Chicago a Phoenix y de Phoenix a Ciudad de México. Vengo con mi hija que tiene seis meses, va a ser su primera final”, confió.

Y es que John, como el resto de los aficionados cementeros, se fían en que a partir de este torneo la historia de Cruz Azul cambiará de una vez por todas.

“Ojalá se vengan más (campeonatos). Necesitamos todas esas finales que tuvimos y no pudimos ganar y que nos den una alegría a la afición. Cruz Azul es un equipo grande nada más que la afición se olvida en los partidos difíciles, pero aquí están los de sangre, los que venimos desde lejos”, afirmó.

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El apoyo de los seguidores, a quienes se les permitió la entrada a las instalaciones, dejó con buen sabor a los jugadores y cuerpo técnico, incluso, Ricardo Peláez se detuvo a firmar autógrafos.

Pedro Caixinha regularmente saluda a lo lejos, pero ayer se tomó unos minutos para hablar con los aficionados. La petición es clara: “Queremos ser campeones”, le pidieron al estratega.

A La Máquina le vino bien el último aliento de su afición, ahora le toca a ella responder en la cancha y alzarse con el título.