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2, enero 2019 - 22:00

┃ José Luis Camarillo

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Hondo pesar causó en el medio boxístico a nivel nacional y mundial la partida física de Alberto Reyes, quien perfeccionó la hechura de los mundialmente famosos guantes Cleto Reyes -nombre de su padre y quien inició su fabricación como único ingreso familiar- hasta colocarlos como la marca número uno el mundo. A partir de que fueron utilizados en la primera pelea de campeonato del mundo en México y la cual protagonizaron el mexicano Juan Zurita y el estadounidense Ike Williams (1945), los guantes Reyes fueron usados por el inconmensurable Muhammad Alí, así como por estrellas del calibre de Roberto Durán, Alexis Argüello, Salvador Sánchez, Azumah Nelson, Sugar Ray Leonard, Marvin Hagler, Manny Pacquiao, Óscar de la Hoya, Mike Tyson, Juan Manuel Márquez, Érik Morales y Marco Antonio Barrera, por citar solamente unos cuantos.

El deceso de Alberto Reyes ocurrió en la mañana del miércoles. Apenas se conoció la información, hubo conmoción y tristeza generalizada pues la mayoría “no lo podía creer”, dado que hasta fechas recientes se le vio en buen estado físico y con su incomparable buen humor.

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Eduardo Alberto Reyes Pérez era una persona muy estimada en el medio boxístico nacional y mundial dada su amabilidad natural, lo que también se conoce como “don de gentes”, además de que ejercía una callada labor de equipar a gimnasios en situación de pobreza y de apoyar con equipo de boxeo a pugilistas que inician sus carreras.

Por esas y muchas razones más se ganó la estimación del medio boxístico, desde el más encumbrado promotor o mánager, hasta el más humilde boxeador, incluyendo a personajes como don José Sulaimán y su hijo Mauricio. Presidentes de la República como fueron Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto los conservan con dedicatorias especiales de Julio César Chávez y Juan Manuel Márquez como “herramientas” para consumar sus victorias más aclamadas.

Era común ver a Beto Reyes, como le conocíamos, en las convenciones anuales del Consejo Mundial de Boxeo efectuadas en distintas partes del mundo, acompañado de sus hijos: Beto júnior, Magdalena y Elizabeth, quienes desde hace años ya se encargaban de llevar las riendas de Industria Reyes.

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ESTO cubrió su ingreso al Salón de la Fama del Boxeo Mundial con sede en California, en 2008, lo cual consideraba como una de sus grandes satisfacciones, junto al hecho de que en 1992 recibió el certificado con el reconocimiento ante Bancomex como Empresa Altamente Exportadora, y en 1994 el Premio Nacional de Exportación en el Sector de las Pequeñas Empresas, ambos reconocimientos entregados por el Presidente de la República.

El Premio Nacional de Exportación le llevó a trabajar con mayor denuedo y él mismo confesó que las presiones también aumentaron. Por ello, hubo un momento en el que tuvo que ir a un hospital ante un terrible cuadro de estrés que le estaba incapacitando para el trabajo, en 1997. Pero, de acuerdo con sus palabras, “esa crisis tuvo también una salida venturosa: mis hijas Magdalena y Elizabeth, que recién terminaban sus estudios profesionales, decidieron ayudarme y aligerarme tan pesada carga. Con su integración a la empresa, inició otra nueva etapa de trabajo”.

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