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Mira

20, enero 2019 - 18:45

┃ Brian Sales

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POR BRIAN SALES

Alrededor de las ocho y media de la mañana llegaron los primeros festejados. Y es que fue su día. Todos los integrantes de una de las porras más famosas de México llegaron con banderas, trapos, paraguas, telones y demás objetos que le dieron colorido a una caravana muy distintiva de La Rebel. Iniciaron su andar a las nueve y cuarto de la mañana. Entonaron la ‘Goya’ y comenzaron a avanzar. Alrededor de cuatro mil aficionados formaron una kilométrica caravana con rumbo fijo: el Olímpico Universitario, su casa.

Al ritmo del “Y vamos Universidad, siempre a tu lado voy a estar”, caminaron por Copilco hasta Insurgentes Sur. La policía de la Ciudad de México y la de tránsito cortaron la circulación en ambas avenidas para que los rebeldes pudieran llegar.

Para poder unirte y gritar, “Cómo no te voy a querer”, no se miran edades. Desde niños en brazos, en hombros y en carriolas hasta con andadera y bastón, caminaron a la par. Tampoco importa el color de piel. A todos los une una misma pasión: estar en el Pebetero, gritar y alentar a su equipo en cada guerra que afronta el Club Universidad cada 15 días.

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Cuando arribaron al Olímpico Universitario, la fiesta se hizo grande. Todos se unieron a una sola voz para festejar. Contaron el típico “una, dos, tres” y soltaron una ‘Goya’ que retumbó hasta adentro del recinto.

Todos tuvieron la orden de entrar temprano al estadio y estar en su zona a las 11:30. La intención fue recibir al equipo como ellos creen que se merece. Y cumplieron. Cuando las escuadras saltaron al terreno, el apoyo fue incesante.

Sin embargo, no contaron con que los jugadores, que son los que representan el azul y oro en el campo, les fallarían. Dejaron ir una ventaja de dos goles ante el Atlas y, de nueva cuenta, no pudieron ganar.

Al final, el festejo culminó con un “Olé, olé, olé, olé, Rebel, Rebel”. Así dejaron su casa, misma que descansará dos semanas hasta que venga la próxima fiesta. Si bien es cierto que las porras en México están relacionadas con violencia y excesos, también es cierto que, cuando se lo proponen, le dan un color especial al futbol; le brindan una pizca de magia que hacen del azul y oro algo indescriptible, “una locura que no se puede parar”. Así festejó La Rebel 21 años… con locura y pasión.

 

 

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