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Mira

21, junio 2014 - 22:31

┃ María Vega

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RECIFE.- Y nos dieron las diez y las once… las doce y la una, y las dos y las tres…  y la Selección Mexicana no asomó “ni las narices” a su llegada al hotel de concentración de esta ciudad, por lo que dejó a cientos de seguidores vestidos y alborotados al ingresar por la puerta de atrás.

Una centena de seguidores entre mexicanos y brasileños armaron hasta la fiesta con el ideal de recibirlos con el “Cielito Lindo” y el “Mariachi loco” en la entrada principal de su Hotel, pero una calle antes, el autobús “les sacó la vuelta” e ingresó al mismo por la puerta de atrás, quedándose cientos afónicos por el repudio a éstos.

Ya en la calle de atrás, el dispositivo de seguridad entre policías y elementos del ejército cerró el paso, por lo que no dieron otra opción más que a la pura fiesta. Ya fuera por felicidad o tristeza por no verlos, al mexicano no le importó quedarse con las ganas, así que inició una maratónica noche con canciones de un mariachi proveniente de San Luis Potosí.

Todos, cual familia cantaron el “cielito lindo, el rey, la cucaracha, acá entre nos” y un sinfín de melodías que al momento de escucharlas tan lejos de nuestro país, a varios se les puso la piel de gallina. El pancracio también fue de lo más captado entre los brasileños, quienes atesoraron ver al Santo, Rey Misterio y Volador.

Mientras esto se dio, los ingenuos le gritaron a los seleccionados, pero éstos nunca se asomaron de sus balcones o algo similar, a diferencia de lo que ocurrió en Fortaleza. El transito fue detenido, la calle fue cerrada a los vehículos y el mexicano se sintió como en casa, pese a no ver a los seleccionados.

Cientos de paisanos hicieron de la tristeza una inmedible felicidad, todos le entraron a la fiesta, los sombreros eran puestos en las brasileñas y ellas se mostraron más contentas que en su cumpleaños.

Así la llegada del Tri a Recife, así su fiesta que no quisieron compartir con los de siempre, sus seguidores… (LGO/ Foto: Jorge Barrera)