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16, febrero 2019 - 2:00

┃ Alejandro Alfaro

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POR ALEJANDRO ALFARO

FOTOS: RAMÓN ROMERO

Este domingo, Nicolás Castillo regresará a Ciudad Universitaria enfundado en la camiseta de América, cosa que tiene muy disgustada a la parcialidad de Pumas, la cual ha asegurado que se prepara para recibir de forma poco amistosa al delantero chileno.

Al echar el tiempo atrás, hace poco más de 20 años, una historia de amor y desamor en tonos azulcrema y auriazul, pintó al futbol mexicano. Braulio Luna, referente de la Universidad y hecho en CU, era fichado por América.

En la víspera del Clásico Capitalino, el ex mediocampista recordado por su calidad y abundante cabellera, platicó con ESTO y sacó a relucir sus memorias sobre como se dio su traspaso del Pedregal a Coapa.

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“En el tema de Nico Castillo, obviamente los tiempos cambian y no solamente de ahorita, desde mi época. Yo regreso del Mundial de Francia teniendo contrato en Pumas. El presidente de ese entonces me citó en un restaurante y empezamos a platicar. Le dije que para mí era importante hacer un gran torneo y él solamente me movía la cabeza hasta que tocamos el tema de que yo tenía bastantes ofertas; estaba Santos, Tigres, Monterrey y América queriendo que yo me fuera. Pedí quedarme un torneo más para salir consolidado, maduro y porque tenía ganas de ganar algo con el club. Después de que se alargó la charla, me dijo que estaba vendido a América y que con ese dinero traerían técnico, refuerzos y reestructurarían las Fuerzas Básicas. Me sorprendió porque yo tenía el deseo de quedarme”, relató.

Cuando llegó el torneo Invierno 98, la hora del regreso llegó para Braulio. CU era un hervidero la mañana de aquel domingo 11 de octubre y el nerviosismo hizo mella en él.

“Yo estaba nervioso en la semana porque sabía que iba a regresar a CU y no iba a ser bienvenido. Los amigos de Pumas con los que jugaba me decían que se iban a portar mal conmigo porque la gente de las barras se los había hecho saber. Eran otros tiempos y no tenias voz ni voto. Esa semana entrené a conciencia, preparándome mentalmente para que no me afectara el recibimiento de los aficionados. Desde que Sali a la cancha, la gente me empezó a decir de todo; cada vez que tocaba la pelota había abucheos”, detalló.

La estadística marca que ese partido terminó 3-1 en favor de la UNAM; sin embargo, las Águilas se habían puesto en ventaja con gol de Luna, quien en ese entonces lo celebró, y aunque la hinchada felina tomó el acto como una ofensa, el ex futbolista reveló al Diario de los Deportistas el trasfondo del momento.

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“Es una situación que cada quien debe interpretar como la vio y como la recuerda. En ese partido, Carlos Reinoso me dijo que estuviera tranquilo porque iba a meter gol. Cuando anoté, lo primero que se me vino a la mente fue el profe; giré y corrí con los brazos abiertos y una sonrisa, lo abracé y eso hizo que la gente se pusiera más mal. Al pasar eso, estaba en donde se ponía La Rebel, debajo de Palomar y lo único que me salió fue hacerles una reverencia en señal de disculpas, lo tomaron a mal y se puso pesado el asunto. Saliendo, nos apedrearon el camión y muchos me buscaban e insultaban. Yo entendía el enojo, pero no a esa magnitud. Soportaba cosas que no tenía que soportar. Han pasado casi 21 años de esto y hay gente que no me la perdona”, rememoró.

Con toda esta experiencia y lo vivido, Braulio Luna se convirtió en una voz más que autorizada para hablar del tema y con pleno conocimiento de lo que Castillo podría vivir en el Olímpico.

“Se van a meter con él, de una u otra manera lo van a hacer. Castillo le dio buenas cosas a Pumas. Hablar de traición, pues no. Es un jugador profesional y si llegó a América es a lo mejor el único que se interesó en él y podía pagarlo”, afirmó.

CUMPLIÓ SU SUEÑO

Dentro de todo, Braulio tiene muy presente algo: fue un americanista con formación puma. Es por eso que aceptó que cuando jugó con los Millonetas, cumplió un sueño de su niñez, aunque no por eso olvida lo vivido en la Cantera.

“Obviamente ya cuando las cosas pasan, yo me enfoco 100 por ciento en América y trato de dar lo mejor de mí. No lo voy a negar, trataba de defender a muerte al equipo, mis mejores amigos los conocí en América y ahí viví cosas muy padres. Ya el estar entrenando en Coapa, estar en el vestidor y todo, me hacía recordar cuando me subía al alambrado con mis hermanos para verlos entrenar. Sí fue un sueño hecho realidad, claro que lo fue, pero eso no quita todo lo que hice en mis procesos de Fuerzas Básicas defendiendo a Pumas. Le estoy eternamente agradecido a los dos equipos y la gente no lo va a entender porque dicen que tengo que escoger a un equipo y no están en mi posición para entenderlo”, concluyó.

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