POR JORGE BRIONES
ENVIADO

Acapulco.- Es un espectáculo. Cuándo Nick Kyrgios juega al máximo de su nivel, pocos, muy pocos en todo el circuito de la ATP son capaces de plantarle cara.

El controvertido jugador australiano se ganó el cariño de los aficionados en México y lo hizo respaldado en su gran tenis. Las más de nueve mil almas que se dieron cita en la final varonil terminaron cambiando los abucheos por los aplausos a favor del verdugo de Rafa Nadal, quien sometió en la final del Abierto de Acapulco al alemán Alexander Zverev, actual número tres del mundo y segundo cabeza de serie del torneo.

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Basado en su potente servicio y una derecha milimétrica, Kyrgios se terminó imponiendo en sets corridos por 6-3 y 6-4 a un Zverev que titubeó en el peor momento.

El alemán no había cedido ningún set hasta el juego por el título, pero se repitió una constante que ha marcado su carrera. No puede, al menos de momento, con la etiqueta de favorito y la presión le pasó factura una vez más. Tal es su impotencia en los momentos determinantes que terminó por romper su raqueta contra la superficie del estadio Pegaso por tiros que parecían de rutina para un tenista de su capacidad y que terminaba por dejar en la red.

Del otro lado Kyrgios estaba en su terreno. Confiado. Seguro que no había forma de dejar ir el título. Inclusive se animaba a realizar alguna que otra jugada de fantasía, volteando para un lado y lanzando al otro.

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Al final el último punto lo cerró con su especialidad. Cuatro ‘aces’ para liquidar a Zverev, su tercer ‘top-ten’ de la semana. Primero fue Nadal, en semifinales Isner y ahora Sacha, aunado a que en cuartos le ganó a un triple ganador de Grand Slams (Stan Wawrinka).

En una hora y 30 minutos consiguió 13 saques directos, el 62% de efectividad con su primer servicio y tres quiebres, por únicamente uno del alemán.

Nick Kyrgios es el nuevo rey de Acapulco, premio más que merecido para su semana perfecta.