A diferencia de anteriores cruces, el clásico del próximo miércoles no tiene la misma convocatoria, pese a que es un duelo de eliminación directa contra el acérrimo rival. Las taquillas del estadio Azteca lucieron tranquilas la tarde del lunes. Pocos aficionados se formaron en busca de un boleto para el compromiso.

Los que lo hicieron, esperaron alrededor de una hora y media con tal de poder conseguir sus entradas.

Aunque la violencia no se hizo presente, ya que tanto aficionados de Chivas y AMérica convivieron en paz en la larga espera por un boleto, los revendedores hicieron a diestra y siniestra lo que quisieron.

A los que llegaban a formarse ya les ofrecían boletos “más baratos que en taquilla”, a os que salían de la misma, ya con boleto en mano o resguardado, les ofrecían diversas sumas por sus entradas.

Aunque siempre hubo vigilancia por parte de un sector privado, los revendedores no tuvieron incomodidad alguna en llevar a cabo su actividad ilícita.

El único incidente que se suscitó fue cuando un puñado de gente reclamó a presuntos revendedores por formarse por tercera vez a la fila, lo que desató la furia de gritos entre los que ya llevaban más de una hora bajo el asfixiante sol del sur de la capital.

La hora del encuentro no es benéfica para la venta de entradas. El duelo arrancará a las 20:55 horas, con el riesgo y la alta probabilidad de llegar a los tiros penales. Una de las mayores razones de que no exista la misma convocatoria que en anteriores duelos es la dificultad por abandonar el recinto en altas horas de la noche para la gente que no trae carro.

América recibirá a las Chivas el próximo miércoles en el coloso de Santa úrsula y sólo uno quedará con vida dentro de la Copa MX.