América y Guadalajara volverán a verse las caras un 13 de marzo en el Estadio Azteca, lo que de inmediato traslada a la memoria al 2005.

En aquella temporada, Águilas y Chivas se encontraron en el Coloso de Santa Úrsula para brindar un juego memorable, lleno de goles y espectaculares atajadas.

El cotejo inició con un dominio claro por parte de la escuadra azulcrema, que con el tridente formado por Cuauhtémoc Blanco, Kléber Boas y Claudio “Piojo” López generaban peligro sobre el marco de Oswaldo Sánchez.

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La delantera era temible pero fue Pável Pardo el encargado de abrir el marcador con un bombazo que sorprendió a “San Oswaldo”. Después sería Óscar Rojas el que ampliaría la ventaja con un tiro potente luego de que Cuauhtémoc paseara en el área al arquero rojiblanco.

La tarde pintaba tranquila para los locales, sin embargo sobre el final del primer tiempo, Héctor Reynoso sacó un disparo lejanísimo que techó a Guillermo Ochoa para darle vida al Rebaño.

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En la segunda parte los rojiblancos equilibraron el trámite del cotejo y alcanzaron el empate por medio de un cabezazo sólido de Francisco Palencia, quien volvía a convertirle a su cliente favorito.

Con el empate las Águilas volvieron a tomar posesión de la pelota y fue en una descolgada del “Piojo” por la que encontraron nuevamente la ventaja. El argentino aprovechó un gran pase de Pável Pardo para fusilar a Oswaldo con un zurdazo a la escuadra.

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Parecía que se llevarían la victoria pero las Chivas recompusieron y otra vez Palencia empató el encuentro gracias a un buen servicio de Alberto “Venado” Medina.

Todavía el Guadalajara pudo ganar con otro cabezazo del “Gatillero”, pero apareció el juvenil Ochoa para sacar el remate con una estirada que aún se recuerda por su espectacularidad cuando quedaba un minuto de juego.

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No hubo para más y Gilberto Alcalá Pineda señaló el final de un duelo que no defraudó a nadie.