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15, diciembre 2014 - 13:10

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POR HORACIO SOTO CASTRO

TODO indica que San Nicolás se adelantó y en la Plaza México se amontonaron los premios, ya que hubo de todo, para dar y prestar y, sobre todo, que será un festejo que despertará muchas polémicas entre los aficionados.
Esta octava corrida nuevamente se extendió a tres horas y media en tarde-noche invernal; se cortaron tres orejas que fueron protestadas ruidosamente, un festejo en que el temple brilló por su ausencia; se indultó un toro, el 129; se dio una vuelta en banderillas; hubo una salida al tercio de un picador, salieron a hombros el ganadero y dos matadores y se lidió un bravo y bien presentado encierro, en fin, muchos sucesos en una sola tarde como hacía tiempo no sucedía y terminó la fiesta entre la locura general.
La fiesta es de toros y habrá que empezar diciendo que después de 10 años no se jugaban astados de la ganadería tlaxcalteca de José María Arturo Huerta. Y su reaparición no pudo ser mejor: Toros bien presentados, bravos, que pelearon en la caballería, recargando de firme. Sobresaliendo el toro indultado, el número 50, Bomboncito de nombre y con 477 kilos, berrendo en cárdeno que aguantó una faena larguísima con toda clase de muletazos y a petición general se le perdonó la vida para ser el 129 que merece esa gracia y se fue a los corrales con más alegría que una castañuela, ya que le sobró fuelle. De mucha calidad y nobleza los corridos en primero y segundo lugares y los demás por su bravura y raza había que poderles y no les pudieron del todo Federico Pizarro y “El Fandi”.

“EL FANDI”
Se puede decir que Bomboncito se indultó solo, pues ya sabía torear y acudía a donde le presentaran la muleta y el español David Fandila “El Fandi”, se encargó de presentársela y le cuajó una faena con toda clase de pases ejecutados de pie, de rodillas, que pusieron en éxtasis al poco público que asistió. La petición de indulto fue unánime y el juez Jesús Morales lo concedió, considerando que sí merecía el perdón, ratificado por su asesor Juan Vázquez. Por nuestra parte habrá que decir que no reunía la condiciones para el perdón. En sus dos toros de la lidia ordinaria, el diestro granadino estuvo carente de temple y mando y toreó muy rápido. A su primero lo descordó y le cayeron encima y al otro lo despachó de estocada defectuosa. Los mejores momentos, sin estar a la altura de otras ocasiones, fueron en el tercio de banderillas. Los dos toros por su condición de bravos no fueron fáciles y había que poderles. En el de regalo se lució ejecutando la moviola, un par al cuarteo y el del violín para recibir gran ovación en el tercio.

PIZARRO
Federico Pizarro, un torero de corte fino, no pudo hacer su toreo de calidad, temple y mando. Tuvo sus momentos buenos, pero en general no estuvo a la altura de lo que es. En su primero, Legionario, fue un toro de clase y no le encontró la distancia y en consecuencia no hubo temple. Fue premiado con una oreja merced al estoconazo que cobró, pero como no hubo faena el público se la protestó airadamente y dio la vuelta después de que dejó el apéndice en manos de un subalterno. Con su segundo tampoco hubo comunión con Sentimiento, y lo mató de estocada caída.

“EL ZAPATA”
El gran triunfador de esta tarde fue Uriel Moreno “El Zapata”, quien cortó dos orejas y salió a hombros por la Puerta del Encierro. Su toreo fue variado y fue coreado de constante. Y aunque parezca incongruencia, Uriel sí estuvo templado en sus labores. Saludó en el tercio en su primero luego de hacer alarde de gran rehiletero para ser ovacionado, sobre todo que ejecutó el Par Monumental pegado en tablas y por dentro, muy comprometido. Uriel estuvo muy lucido en su toreo de capa. Y en este toro se registró algo que no se veía hace tiempo y fue por parte de César Morales, quien reapareció y cobró soberbio puyazo, siendo aplaudido fuerte y le hicieron que se quitara el castoreño, pero “El Zapata” valorando el gran puyazo le hizo que saliera al tercio. Con la franela Uriel tuvo momentos brillantes, sobre todo en una tanda de ayudados con gran templanza. Citó a recibir y al entrar a matar sufrió fuerte golpe en la cara y lo mató después de dos pinchazos y media. Gran ovación y palmas al toro y él salió al tercio.
Lo bueno llegó en su segundo, número 20, Cariño Mío, con 511 kilos, y después de estar variado con el capote, tuvo un segundo tercio extraordinario al ejecutar el par de su invención, el Par Monumental, que le resultó de lujo y le hicieron dar vuelta al ruedo, suceso que no se registra a menudo. Con la franela estuvo variado y valiente y enseñó su temple, pero en otros momentos se destempló un tanto. Se fue por derecho sobre el morrillo y cobró un estoconazo del que salió rebotado. El público pidió las orejas sonoramente y el juez sin más ni más sacó los dos pañuelos blancos y las protestas no se hicieron esperar.
Uriel se vio bastante relajado, con sitio y haciendo bien las cosas, además de que traía un gran triunfo de Perú con cuatro orejas y un rabo.