Foto: Facebook Andrea de la Herrán

Orgullosa compagina el deporte con su faceta de ser madre.

Una bendición la mira competir en silencio; sigue sus movimientos esperando que, al término de sus faenas, la colme de cariño.

La pesista Andrea de la Herrán fue madre de una niña a los 17 años. Ahora, a sus 22, continúa entrenando con la finalidad de llegar a los Juegos Panamericanos y luego dar el salto a Tokio 2020.

“Ella llegó cuando tenía 17 años de edad, entonces tuve una pausa en las pesas, pero volví más fuerte y con mayor esperanza de lograr lo que me propongo por mi niña Mónica, ya que por ella quiero hacer mucho más”.

Susceptible, los retos fuertes no la han doblegado, porque ella misma va buscando protagonismo en el deporte. Sin ponerse frenos a sus propósitos, ya cumplió uno, que ahora le espera ansiosa luego de cada concentración.

“Quiero inspirar a mi niña, tal como lo hizo Soraya Jiménez, la mejor halterista de México, a quien conocí desde muy pequeña. Al verla en persona dije que deseaba ser como ella, porque además me dio consejos. Por eso ahora esos valores del deporte se los estoy transmitiendo a mi pequeña, para que sea su inspiración en alcanzar sus logros”.

De la división de 48 kilogramos, Andrea practicó muchos deportes, desde futbol, atletismo, voleibol, pero lo que le atrajo la atención fueron las pesas.

“Desde el primer momento en que vi esta disciplina me apasionó. Cuando vi que levantaban las pesas me emocioné y rápidamente me pasé a este deporte. La verdad que me ha dejado mucho. Logré bronce en los Juegos Centroamericanos y ahora espero estar en los Panamericanos para lograr una presea”.

Aunque en su mente están los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

“Esa es la meta, pero para conquistar presea como Soraya. Creo que la mujer en estos tiempos es la protagonista en distintas disciplinas, y busco ser alguien en la mía. Estoy super tranquila con mi vida y mi hija, mis padres que me han apoyado bastante. Así que ahora busco ser parte de la delegación y dar el máximo para concluir exitosamente con una medalla olímpica”.

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NÚMERO: 17 años tenía cuando fue madre por primera vez de la pequeña Mónica, quien ahora es su máxima motivación para conquistar el Olimpo.