Querétaro.- La contingencia obligó al América a jugar como local fuera del Azteca. El territorio elegido no era desconocido, en La Corregidora, las Águilas saben lo que es ser campeón y convirtieron el inmueble en su nido por una noche.

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El Azulcrema comenzó a inundar poco a poco los pasillos querernos, los cánticos se hicieron sentir, y al final, los aficionados del América coincidieron: no hay desventaja para nadie, ambas escuadras tuvieron el mismo ajetreo.

Claro que la cercanía de la nueva sede con la tierra donde “la vida no vale nada”, permitió ver playeras verdes en el graderío. La gente Esmeralda se desplazó durante dos horas en carretera para ver a los suyos. Aún así, la noche fue americanista, el estadio vibró con sus emociones.

En un palco, el dueño del América, Emilio Azcárraga, observó a los suyos con la esperanza de llegar a una nueva final y de bordar una estrella más en el escudo.

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Cabe destacar que varios boletos cayeron en manos de la reventa, pues aunque se había anunciado que las entradas estaban agotadas en el Corregidora, sí pudieron observarse varios huecos sin aficionados.

Al final, al unísono se unieron los presentes: “Vaaaaaamos, vamos América…”.