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Mira

26, mayo 2019 - 19:39

┃ Alejandro Alfaro

nota-aficion

POR ALEJANDRO ALFARO

FOTOS: RAMÓN ROMERO

ENVIADOS

León.- Si la vida en León no vale nada, el amor por La Fiera vale y mucho. Las manifestaciones de pasión por los Panzas Verdes en la previa a la final fueron claras y contundentes.

Desde cuatro horas antes del silbatazo inicial, las calles aledañas al Nou Camp estaban repletas de gente con camisetas verdes y banderas de su equipo ondeando con orgullo por todo lo alto.

Chicos, grandes, mujeres y niños, todos con la fe intacta de ver a su equipo remontar para ser campeón por octava vez en su historia.

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“Para ser campeón, hoy hay que ganar”, cantaba la barra esmeralda en su carnaval particular, mientras se preparaban para darle la bienvenida al autobús de su equipo.

El momento en el que el camión pasó fue la ebullición de sentimientos de la hinchada verdiblanca. Un pasillo junto al escenario recibió al vehículo donde viajaba la plantilla verde. Los cohetes, humos, bocinas de claxon y demás, fueron parte de la verbena leonesa.

Del otro lado del estadio, en una explanada anexa, cientos de hinchas de Tigres aguardaban el momento para entrar al estadio. Resguardados por un fuerte dispositivo de seguridad, avanzaron en paz hacia su lugar en la tribuna, siempre escoltados por policías municipales que evitaron choques con la parcialidad de casa.

TRIUNFÓ EL AMOR

En medio de toda la parafernalia futbolera, un joven vivía su final personal. Juan, aficionado a Toluca, aprovechó la ocasión para ponerse una botarga de León ni más ni menos que para pedir matrimonio a su novia, Panza Verde de corazón.

Después de una larga espera y mucho calor, el momento de entregar el anillo llegó. Los mirones aprovecharon la ocasión para apoyarlo y al final, la respuesta fue el “sí” que esperaba.

Sin duda, se vivió una tarde de pasión, amor y futbol en León.

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