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30, mayo 2019 - 1:05

┃ Violeta Alva

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POR VIOLETA ALVA

FOTO: ESPECIAL

Hablar más de un idioma ya no es un lujo. La necesidad de competir en lo profesional y ofrecer otras cualidades para ser elegido entre otros candidatos es una situación que se da en distintos ámbitos laborales y el futbol no es la excepción. 

Ya sea por la necesidad de comunicarse en las Ligas extranjeras donde militan o porque estudiaron desde pequeños, en la actualidad, muchos futbolistas hablan más de un idioma.

En 1958, José el Jamaicón Villegas habría sido víctima de la nostalgia, la melancolía que acabó de golpe con la fama y la carrera que se había construido en México y el extranjero luego de ser uno de los mejores extremo derecho en el mundo.

Para  contrarrestar este síndrome, jugadores como Guillermo Ochoa, Javier Hernández, Marco Fabián o Héctor Herrera se han convertido en verdaderos expertos en lenguas como inglés, alemán o portugués. Algunos lo sabían desde antes de ser fichados por sus equipos y otros fueron aprendiendo sobre la marcha. 

Esta situación cada vez es más común a nivel mundial, que muchos clubes invierten en apoyar a sus jugadores en ese sentido. Regularmente, cuando un jugador es contratado en un nuevo equipo se pone a su disposición una persona que ayude a su adaptación y que esté disponible a colaborar en las necesidades básicas diarias de los primeros días del futbolista en su nuevo sitio de trabajo. Junto a esta persona, se le contrata a un profesor de idiomas que incluso en algunas ocasiones va a la sede deportiva del club a impartir lecciones individuales o colectivas.

Pero la fama y el cariño que muchas veces se gana el futbolista le ayudan y juega su favor. Así, a veces los aficionados de sus equipos en el extranjero aprender lo básico del español para comunicarse con su ídolo. 

El caso más actual es el de Raúl Jiménez en el Wolverhampton, equipo que a raíz de la llegada del delantero del tricolor también comenzó a adaptarse al español. El departamento comercial del club comenzó a introducir comentarios en este idioma para sus juegos por internet, pues más de tres millones de seguidores del futbolista lo pidieron con insistencia en su cuenta de twitter. 

Rafael Márquez y Pável Pardo fueron de los primeros mexicanos en emprender su aventura por Europa y se vieron en la necesidad de aprender más de un idioma. El “Káiser” es de los jugadores mejor preparados, pues habla catalán, francés, inglés e italiano; mientras que Pardo domina el inglés y el alemán.

NO SIEMPRE ES FÁCIL

No para todos es igual de fácil aprender un nuevo idioma. Unos sufren más que otros y eso, cuando estás en un país nuevo, complica la estadía. 

Carlos Salcido emigró en el 2006 a Holanda, un país que ni siquiera tenía bien ubicado en el mapa. Al zaguero le costó demasiado trabajo la adaptación, pues no sabía holandés y no podía comunicarse con gran parte del equipo. 

IDIOMAS HABLADOS POR LOS FUTBOLISTAS:

Inglés

Alemán

Francés

Italiano

Griego

Tuxuri

LOS FUTBOLISTAS Y LOS IDIOMAS

Rafael Márquez: catalán, francés, inglés, italiano. 

Guillermo Ochoa: francés e inglés.

Giovani Dos Santos: inglés y portugués.

Javier Hernández: inglés y alemán.

Marco Fabián: alemán.

Carlos Vela: tuxuri e inglés.

Nery Castillo: portugués, griego, italiano e inglés.

Hirving Lozano: inglés y holandés.

Diego Reyes: portugués.

Héctor Herrera: portugués.

Andrés Guardado: alemán, inglés y holandés.

Raúl Jiménez: inglés y portugués.

Carlos Salcedo: inglés, alemán e italiano.

Jesús Manuel Corona: holandés y portugués. 

Miguel Layún: italiano, portugués, inglés. 

Alan Pulido: inglés y griego.

LA LISTA ES LARGA

La exportación de futbolistas al mercado extranjero es cada vez mayor, por lo que la lista de futbolistas mexicanos que aprende otro idioma es cada vez mayor. Otros jugadores que dominan un idioma ajeno al español son: Javier Aquino, Aaron Galindo, 

Carlos Salcido, Maza Rodríguez, Javier Hernández, Ulises Dávila, Raúl Gudiño, Jorge Enríquez, Héctor Moreno, Pablo Barrera, Efraín Juárez, David Izazola, Eduardo Herrera, Omar Govea, Diego Lainez, Jared Borgetti, Antonio Briseño, Ricardo Osorio, Néstor Araujo y Uriel Antuna.

EL MAL DEL JAMAICÓN

A finales de la década de los 50, la Federación Mexicana de Futbol organizó una gira de la Selección Nacional, previa al Mundial de Suecia, que concluyó con juegos en Canadá y Portugal. 

En Lisboa, la Selección Nacional fue honrada con una cena de gala. Todo iba bien, hasta que el técnico, Ignacio Trelles, se dio cuenta de la ausencia de José Villegas. Nadie sabía de él. 

Trelles, preocupado por sus jugadores, lo buscó por todos lados y se llevó una sorpresa al encontrarlo sentado en el suelo, llorando a cántaros con las piernas dobladas y las rodillas al pecho.

Trelles se acercó para tratar de mejorar la situación y le preguntó si ya había cenado. La respuesta del Jamaicón pasó a los libros. 

-“¡Cómo voy a cenar si tienen preparada una cena de rotos. Yo lo que quiero son mis chalupas, unos buenos sopes o un rico pozole y no esas porquerías que ni de México son”. 

El resto es historia. El “Jamaicón” nunca pudo superar el trastorno de estar lejos de su casa y país, y no dio el ancho en la Copa del Mundo, aun cuando llegó como la figura de la Concacaf.