POR ALEJANDRO ALFARO

FOTOS: OSWALDO FIGUEROA

Bien se dice que recordar es volver a vivir. Esto aplica perfectamente al futbol, y más cuando en la cancha se juntan las dos camisetas más importantes de México y son defendidas por jugadores de distintas épocas que de una forma u otra, dejaron marcado su nombre en la historia de América y Guadalajara.

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Cuauhtémoc Blanco, Luis Roberto Alves “Zague”, Antonio Carlos Santos, German Villa y Adrián Chávez, enfundados en los colores azulcremas; Camilo Romero, Gustavo Nápoles, Ramón Ramírez, Adolfo Bautista, Ramón Morales y Héctor Reynoso con las rayas rojiblancas. La añoranza estuvo a flor de piel en la tribuna del estadio de la Ciudad de los Deportes, anteriormente casa de Cruz Azul.

Lo mejor de la tarde fue el saber que el encuentro fue a beneficio de niños con cáncer, quienes recibirán el dinero de la taquilla conformada por los aproximadamente 5 mil aficionados que se dieron cita.

El desarrollo del encuentro fue a un ritmo semi lento. Los años no pasaron en vano; sin embargo, Cuauhtemoc Blanco y el “Bofo” Bautista se encargaron de poner la dosis de calidad. Lo que bien se aprende nunca se olvida y cada uno repartió el juego para sus respectivos compañeros.

Por si fuera poco, Matías Vuoso puso adelante a las Águilas con una definición digna de sus mejores tardes. El “Toro” le tiró una vaselina dentro del área al “Matute” García y se llevó los aplausos del respetable con su tanto.

La igualada la consiguió el “bofo”, quien, tras una mano de Terrazas dentro del área, ejecutó la pena máxima con categoría. Adolfo es un ídolo del Rebaño y correspondió al cariño de los hinchas al regalar su zapato a los que se encontraban en la tribuna detrás del arco donde convirtió.

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De ahí en fuera, no se aproximaron demasiado a los arcos. Por momentos, el juego se calentó; Terrazas y Bautista se hicieron de palabras, además de que el “Jagger” Martínez se fue expulsado poco antes de que el compromiso llegara a su final.

Los numerosos cambios de una y otra escuadra, permitió ver a jugadores que en su momento disputaron intensos Clásicos en la Primera División, además de que otros que salían tomaban aire para regresar después a la batalla.

Al final, los aficionados pasaron una tarde agradable y familiar en las gradas. Ellos también recordaron aquellas tardes donde los hoy ya retirados, defendieron a muerte a los equipos de sus amores en un juego que, aunque pasa el tiempo, divide y despierta pasiones en todo México.