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26, junio 2019 - 2:14

┃ Javier Juárez

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POR JAVIER JUÁREZ

ENVIADO

Houston.- El balón giró y giró y, sin esperarlo (¿o quizá sí?), pone a Gustavo Matosas frente al Tricolor. ¿Lo buscó?, ¿lo planeó? El charrúa, querido y canonizado en León, de buenos pasajes con América y Querétaro, poca fortuna en Atlas y repentino adiós, se encuentra a México en la Copa Oro. De ser candidato natural a ser el líder de los aztecas, ahora los enfrenta y busca echarlos. Él, más que nadie, saborea la posibilidad en este juego.

La Selección Nacional y el “Tata” Martino deben estar atentos. Costa Rica cayó contra Haití, sin embargo, Matosas conoce muchas entrañas del futbol mexicano, las suficientes para saber cómo parar al gigante del área y aplacar las críticas que se le viene encima tras caer con el conjunto caribeño.

El enemigo se forjó en casa.

CANTÓ POCO

Tras arrancar su carrera como director técnico en Uruguay y registrar un paso discreto en Perú, Querétaro lo llamó para hacerse cargo del equipo en 2010. Gustavo, con poco cartel, logró evitar el descenso con Gallos Blancos. El proyecto fue respaldado, pero en su mejor momento vino el adiós inesperado. El cuadro queretano lo echó para darle espacio a José Saturnino Cardozo. Matosas dejó a Querétaro con sabor amargo.

“SAN” MATOSAS

León, aún en el ascenso, se fijó en el uruguayo y, sin pensarlo, lo contrató. Gustavo, por reglamento, no pudo dirigir de inmediato a La Fiera, pero ese tiempo lo ocupó para conocer al equipo y observar a sus posibles refuerzos. En 2012, ya como líder de la manada, Matosas consiguió lo que no lograron un racimo de técnicos: regresar al León a la Primera División.

El Clausura de ese año fue mágico para él y los verdes. León acabó invicto en la fase regular y goleó al Correcaminos para ascender. Hernán Darío Burbano, Eisner Loboa y el “Gallo” Vázquez, jugadores que él pidió, más Carlos Peña, Luis Montes y Melitón Hernández, refuerzos, lograron terminar con la maldición. En ese instante, Matosas se convirtió casi en “santo” para los leoneses.

El romántico ascenso no fue todo para Gustavo y La Fiera. De vuelta en la división de honor, Matosas llevó de inmediato al cuadro esmeralda hasta semifinales. El charrúa se equivocó en su planteamiento de semifinales frente a Xolos, pero la revancha llegó pronto.

En 2013, León, con un estilo agresivo y ágil, devoró al futbol mexicano. América buscó el “bi” en el estadio Azteca, pero enfrente tuvo a un felino feroz. Mauro Boselli, Nacho González, Rafael Márquez y los de siempre, “Gullit”, “Chapo”, “Gallo”, bordaron la sexta estrella esmeralda. Matosas guio a esa manada espectacular.

El combustible disminuyó, pero todavía le alcanzó al León y a Matosas, para cosechar un título más. En el Clausura 2014, frente a Pachuca, llegó el bicampeonato. El rey de la selva volvió a rugir. Vinieron otras temporadas, pero el éxito no estuvo más. Gustavo decidió cambiar las garras por las alas azulcremas. Matosas se fue del Bajío como ídolo, un ascenso, dos títulos de liga y un estilo espectacular, fue el legado del uruguayo en León.

VUELO A MEDIA ALTURA

Luego de llegar a lo más alto con La Fiera, Matosas fue seducido por las Águilas con la tarea de igualar lo que hizo con los Panzas Verdes. Gustavo llegó con muchas expectativas, los azulcremas desearon ver a un equipo ofensivo, letal y ganador, sin embargo, todos esos pensamientos vinieron a la baja. El charrúa sólo estuvo seis meses en Coapa, les dio un título de Concacaf, pero la Liga, que era lo que buscaban, quedó lejos.

Matosas no llegó a un acuerdo con la directiva en el tema de refuerzos y optaron por concluir la relación. Gustavo voló del nido sin pena ni gloria.

POCA FURIA

Ese pez gordo no estuvo solo mucho tiempo. El Atlas le echó la red y capturó a Matosas casi de inmediato. Gustavo arrancó con los rojinegros una nueva aventura en el Apertura 2015, sin embargo, no concluyó el certamen. Los resultados no llegaron y en noviembre, alejados de la zona de Liguilla, los Zorros decidieron darle las gracias. Matosas tuvo un paso gris en la madriguera rojinegra.