Chicago.- Ya son 11, casi media docena, el Tricolor, tras sufrir una dolorosa caída en semifinales en 2017, volvió a una final y la ganó.

Tras el silbatazo que indicó el final del juego, vino el júbilo. Varios jugadores se hincaron y miraron hacia el cielo como agradecimiento, otros más corrieron de un lado a otro, mientras que el “Tata” Martino se abrazó con su cuerpo técnico.

En las gradas los vasos de cerveza volaron de un lado a otro, las banderas hondearon con los rascacielos de Chicago de fondo.

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La alegría estuvo en el campo y en la tribuna, los festejos comenzaron a la par.

Del otro lado de la moneda, los jugadores estadounidenses se tiraron al piso, tuvieron al Tricolor contra las cuerdas, pero no fueron efectivos.

Enseguida los organizadores colocaron un estrado en el centro del campo, antes de darle al ganador su premio, vinieron los reconocimientos a los mejores jugadores de la competencia.

Guillermo Ochoa, con sus atajadas y vuelos oportunos, se llevó el “Guante de Oro”, el estadio le aplaudió muy fuerte.

Enseguida vino un premio de consolación para Christian Pulisic, el jugador del Chelsea fue nombrado el mejor futbolista joven del torneo.

Los reconocimientos siguieron, Raúl Jiménez, con sus 5 goles y varias asistencias, se llevó el Balón de Oro como el mejor jugador de la competencia.

Ya con esos galardones entregados llegó el momento más esperado.

Estados Unidos, entre aplausos de los mexicanos, pasó a recibir su medalla de segundo lugar.

Ya con el campo descubierto, el plantel azteca, con la cabeza en alto y emocionados, pasaron al centro de la cancha.

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Andrés Guardado, como capitán, fue el encargado de recibir el anhelado trofeo. Ya con el esbelto galardón en las manos, el jugador del Betis lo levantó y vinieron los gritos y saltos de alegría.

Miles de papeles metálicos y fuegos artificiales aparecieron en el escenario. El Tricolor festejó el título logrado.

Sin esperar mucho, los futbolistas comenzaron a dar la vuelta olímpica, la 11 de su historia. Nadie ha trotado como México.

La celebración en el campo fue corta, poses para los fotógrafos, algunos acercamientos con la tribuna y enseguida entraron al vestidor.

Así celebró el Tricolor su nueva conquista. Broche de oro.