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9, julio 2019 - 1:40

┃ Luis García Olivo

gerardomartino

Foto: Twitter @miseleccionmx

El romance de Gerardo Martino y el Tricolor se hace más fuerte con la obtención del título de la Copa Oro. La promesa de una gran eliminatoria y obviamente la participación en la Copa del Mundo de Qatar 2022.

El experimentado entrenador marcó rumbo y precedentes, la Selección Nacional nuevamente se llevó la gloria y manifestó su grandeza en el área de Concacaf.

No obstante, el buen momento no solamente se manifestó con el título, sino desde los duelos amistosos y de preparación contra Venezuela y Ecuador en las ciudades de Atlanta y Dallas, en donde comenzó a cocinar el camino dorado.

Pese a las negativas de varios jugadores y lesiones que terminaron por afectar, el Tricolor no tenía mucho ‘punch’ a la ofensiva. Las ausencias de “Chicharito”, Hirving Lozano, Jesús Corona y Carlos Vela metieron escepticismo en el grupo.

Hombres de experiencia y calidad como Raúl Jiménez, Andrés Guardado, Guillermo Ochoa, Héctor Moreno y Jonathan dos Santos eran los pilares aztecas para defender el proyecto de Martino. A la larga, fueron jugadores vitales que le terminaron por dar la razón. Elementos que impulsaron y dieron el título; fundamentales en cada uno de los partidos.

Libradas las pruebas de Ecuador y Venezuela, el Tricolor comenzó a diseñar su camino en la fase de grupos. Cuba, Canadá y Martinica resultaron ser las pruebas.

El equipo arrancó con paso avasallador. Goles y contundencia fueron la característica del cuadro azteca sobre cubanos y canadienses, pero las alarmas se prendieron contra Martinica. El tercer sinodal evidenció a México, que vivió el momento más complicado durante la Copa. Críticas, juicios y malos comentarios ni se hicieron esperar. No obstante, el gol y la diferencia individual se impusieron en el encuentro.

Lo inesperado se dio en la siguiente fase. En cuartos de final, contra Costa Rica, el cuadro azteca careció de los goles todo se resolvió en la tanda de los once pasos. En pleno volado, Raúl Jiménez falló, pero Guillermo Ochoa se llenó de gloria.

Nuevamente México vio el recrudecimiento de comentarios negativos y realistas. No había gol y era un tema a tratar. Pizarro, Antuna y Raúl se apagaron.

Haití, en semifinales, era otro rival a superar. El buen nivel y la calidad individual eran las diferencias abismales contra los isleños, por eso los de Martino se pudieron citar en Chicago ante Estados Unidos en la gran final.

Las dos selecciones más fuertes llegaron a la gran cita para dar un buen espectáculo. De la mano de Jonathan y Memo Ochoa levantaron la gloria, el equipo azteca les cumplió a los paisanos.

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México nuevamente se coronó en la Copa Oro y Gerardo Martino cortó su racha; esa en la que nunca había levantado un título internacional. Ahora todo le daba la razón a Martino. El “Tata” sacó el mejor provecho a sus jugadores y mantuvo una base sólida con la que se casó para obtener la gloria.