POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

ENVIADO

La Paz, Baja California Sur.- Nueve horas y media después, la ejemplar atleta Patricia Guerra llegó a la meta. Una Brazada, Una Visión por la Vida, el nuevo reto de la nadadora, tuvo como finalidad vender cada brazada para adquirir equipo de cómputo especial que beneficiará a más de 200 niños. Es por ello que esta vez acompañó a la súper atleta el nadador invidente, Marcos Velázquez. Ambos lograron el cometido admirablemente.

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A las 7:00 de la mañana en cinco lanchas todo el contingente -equipo de la nadadora, patrocinadores, autoridades estatales, familiares, amigos y medios de comunicación- partió de la playa Puerta Cortés, mismo lugar donde estaba marcada la meta; el pelotón se dirigió a playa Balandra, donde estaba marcada la salida de la dupla una hora después. Ahí donde está el hongo de piedra, uno de los emblemas más reconocidos de La Paz.

En punto de la hora pactada y teniendo un clima esplendoroso, se dio la esperada salida teniendo como ambientación las porras de todos los presentes y de una tortuga de gran tamaño que asomó curiosamente a un costado de los nadadores; 15 kilómetros esperaba a la pareja liderada por Paty, distancia que más adelante tuvo una complicación.

FORTALEZA

Antes, las primeras cuatro horas, la nadadora llevó muy buen ritmo, se calculaba arribar a la meta alrededor de las 15:00 horas; como estaba previsto a la primera hora se detuvieron un par de segundos para ingerir el primer alimento -todo fue líquido, proteínas- luego se fueron deteniendo cada media hora para hidratarse. En la quinta y sexta hora la velocidad disminuyó considerablemente, aquí se presentó la complicación, ya que el dúo se encontró contracorriente y por más de media hora, incluso parecía que no avanzaban. Paty, quien iba sujetada con arnés a Marcos, no dejó de bracear y de manera increíble, supo reponerse como una súper poderosa.

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Finalmente, la pareja arribó a playa Puerta Cortés a las 17:30 horas, afortunadamente sin contratiempos para niños invidentes y muchas personas involucradas esperaban ansiosamente a los nadadores, quienes ovacionaron y aplaudieron con fuerza el arribo de Patricia y Marcos. El objetivo se cumplió, pero más allá, la hazaña quedó registrada como pocas.