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1, agosto 2019 - 2:11

┃ ESTO

CONEJO

POR JAVIER JUÁREZ

FOTOS: LUIS GARDUÑO

¿De la suerte?, fortuna la que tuvo ESTO y sus redactores y trabajadores. Óscar Pérez, recién retirado, todavía sin dimensionar el paso que dio en su vida, se levantó temprano, ya no para entrenar. Manejó desde Pachuca a la colonia San Rafael y llegó a la reunión con el periódico que le siguió cada brinco que dio a lo largo de su carrera.

En sepia y luego a color, el Diario de los Deportistas retrató las mejores postales de Óscar y escribió sus mejores hazañas. El tráfico rutinario de la capital atrasó ligeramente su cita con el ESTO, sin embargo, la plática se dio.

El “Conejo” caminó por la calle de Guillermo Prieto y en cuestión de segundos llegó a las puertas de su casa editorial. Óscar, como el ídolo y leyenda que es, robó reflectores. Los guardias de seguridad pidieron las primeras selfies de la tarde.

Pérez subió las escaleras y de inmediato llovieron los recuerdos: “Todavía me sé el camino”, compartió el “Conejo”.

Ya en el primer piso, el histórico portero se dirigió a la oficina del director Salvador Aguilera. Los abrazos fueron instantáneos. Tras platicar un momento, sin cámaras ni grabadoras, más de amigos. Pérez comenzó con una larga jornada de preguntas y respuestas.

El “Conejo” caminó al pasillo del lugar y concedió la primera entrevista formal. Veinte minutos de cuestionamientos y anécdotas. Enseguida, Óscar subió dos pisos más y llegó a la cabina de la OEM, la plática fue más informal.

Casi una hora después, de vuelta a la redacción, con más gente en el lugar, se produjo la entrevista en vivo. Óscar, a pesar de responder inquietudes similares, nunca perdió la paciencia, la sonrisa la mantuvo todo el tiempo.

Varios seguidores de Cruz Azul se enteraron de la presencia de Pérez y acudieron a las instalaciones del periódico para conocer a su ídolo.

Las playeras celestes se multiplicaron, Pérez, tras concluir su participación en las redes sociales, atendió con gusto a todos los que se lo pidieron. En ese instante, de la hemeroteca de ESTO salió el periódico que relató su debut.

En sepia, con penetrante olor a papel viejo, el “Conejo” observó y leyó con atención las páginas 8 y 9 del 22 de agosto de 1993. Un día antes, frente al Atlas, Pérez arrancó su historia en el futbol profesional.

Más y más autógrafos y fotografías le pidieron al elástico portero, él siguió atento. El retrato grupal no faltó, la redacción se le entregó a Óscar, el equipo de cada uno fue lo de menos, azulcremas, esmeraldas, rojiblancos y auriazules le mostraron respeto y admiración a Pérez.

Así, tras casi tres horas de convivio, el “Conejo” bajó las escaleras, posó en el museo de Ídolos del ESTO, recogió su INE y salió del lugar. Adiós “Conejo”, y éxito.

DIGNO DE UN “OSCAR” 

Llegó a su fin, no más saltos ni brincos espectaculares. Óscar Pérez colgó los guantes y es momento de hacer un recuento. El “Conejo”, en su visita al ESTO, sacó del baúl sus recuerdos más profundos: “Estoy feliz, muy tranquilo, vivó una noche mágica en el Azteca, estoy bastante agradecido con la vida”, explicó el histórico guardameta.

Pérez cerró con broche de oro una carrera envidiable, el “Conejo” ganó mucho, pero no fue fácil: “Desde pequeño me gustó estar en la portería, pedí una oportunidad en Necaxa, pero no tuve suerte, después fui a Toluca y tampoco, luego se dio lo de Cruz Azul, estuve en una prueba junto a otros jóvenes, al final me quedé, me pidieron mis papales y dije “de aquí soy”, no había vuelta atrás, fue algo muy importante en esa etapa de mi vida”, recordó.

Siempre quiso estar bajo los postes, otra posición no le llamó la atención: “Desde niño quise ser portero, en mi casa era el más chico de mis primos, de edad y estatura, jugaba con mayores, me decían que me iban a golpear, pero no me importaba, yo me lanzaba en el lodo, en el suelo, en la tierra, me gustaba eso”, contó.

“La vestimenta, ser el único jugador que podía agarrar el balón, era algo que siempre me gustó, nunca pensé en ser defensa, delantero o contención, lo que más me ilusionaba era lanzarme por los aires y atrapar el balón; cada lance y ataja la gente la celebraba, eso me encantaba”, dijo.

Si Óscar tuvo una carrera tan extensa y exitosa se debió a “la disciplina y a que casi no tuve lesiones, en eso estoy muy agradecido con Dios, me siento afortunado, casi no me lesioné, recuerdo una fisura en la mano y una operación en el hombro, pero nada grave”, expresó.

VALIENTE

Volar, detener tiros potentes, penaltis, siempre lo motivó: “Muchos delanteros eran letales, José Cardozo, Salvador Cabañas, Ricardo Peláez, Carlos Hermosillo, puedo nombrar muchos, le pegaban con todo; alguno me lastimó los dedos, pero siempre fui valiente, entre más tiraban, más me sacaban el orgullo, quería que le pegaran otra vez”, relató.

SUS REFERENTES

No ídolos, pero sí ejemplos y referentes tuvo el “Conejo”, los que lo impulsaron a ser portero: “Creo que el mejor portero de Cruz Azul es Miguel Marín. No era fácil ganarse la titularidad, ocupar el lugar que fue suyo mucho tiempo, lo hice. Me gustan mucho Peter Schmeichel, el danés fue muy bueno, achicaba bien, atajaba; en México seguí a Jorge Campos y Pablo Larios, porteros que revolucionaron la posición”.

TRICOLOR

Con tres Mundiales en su currículum, Pérez también cumplió a nivel de Selección: “Para mí fue un honor jugar en la Selección, siempre porté la playera nacional con orgullo; en 1998 se formó una de las mejores selecciones, siempre nos ha faltado un pasito para trascender más internacionalmente, pero estamos cerca de lograrlo”, aseguró esperanzado.

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Anécdotas, recuerdos y fotografías al por mayor se vieron durante casi tres horas de plática. Adiós “Conejo”, y éxito.
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