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29, diciembre 2014 - 11:44

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POR MIGUEL ANGEL GARCÍA
FOTOS: ALEJANDRO VILLA

LOS toros del ingeniero Armando Guadiana Tijerina pusieron a todos y cada uno en sus lugares. Los astados provenientes de la dehesa zacatecana no eran unos “niños” y menos para jugar a ser torero. Esto le quedará bien grabado en la piel a la incipiente matadora de toros, Karla de los Ángeles, que llegó al coso titular de México para consolidar su carrera novilleril ante el toro Gamusino, número 21, con 495 kilos, y lo único que mostró fue su verdor en la lidia del toro de la ceremonia, amén de que concluyó con dos cornadas grandes, una en la ingle derecha y otra en el glúteo derecho. Barato realmente le salió el tramite por la forma en cómo la prendió en dos ocasiones a la hora de ejecutar la suerte suprema, pues la torera evidenció no saber usar la espada. Una alternativa más que nunca debió haber sido autorizada.

Ya en la arena Karla, tras el segundo arropón, que fue el de las cornadas, los monosabios corrieron a su auxilio, entre ellos iba el reconocido Federico Domínguez “Gamuzita”. Siguiendo el manual de cómo tratar a un herido, la torera fue levantada con cuidado, lo que implica que los monosabios le pierdan la cara al burel. Pero además, con tantos capotes en el ruedo en ese momento la confianza era plena del auxilio para ejecutar su encomienda. Pues vaya a saber usted en donde tenían la mirada los subalternos, que nadie se enteró cuando el toro Gamusino se arrancó contra el grupo de monosabios para hacer una chuza espectacular. El resultado: “Gamuzita” herido con una cornada grande en el glúteo derecho. Vergonzoso que habiendo en el ruedo infinidad de capotes, ninguno estuvo al pendiente del toro mientras sacaban a Karla.

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La mala suerte no paró ahí, el año viejo estaba dispuesto a dejar una marca sangrienta en la Plaza México. Saltó al ruedo el cuarto toro, Carbonero, número 3, con 490 kilos y brincó al callejón nada menos que para ir a caer al burladero del aficionado y ganadero, Gonzalo Martínez, que resultó herido de la mano izquierda y tuvo que ser llevado a la enfermería, con la sangre escurriendo. Luego salió al ruedo el quinto, Yesero, número 9 con 530 kilos, que de igual forma saltó al callejón, esta vez para golpear a los porteros César Sánchez, Sergio López y Guillermo Espinosa; el primero resultó el más grave, con fracturas en la cara. Ya para finalizar, en este mismo toro, Lupita López se retiró con un puntazo en la pierna derecha al despachar a su enemigo.

Y aún si piensan que esto era broma por aquello de que ayer fue Día de los Santos Inocentes, pregúntenle al médico de plaza, doctor Rafael Vázquez Bayod, quien trabajó, lamentablemente, como nunca, pero además, muy puntualmente, lo cual hay que reconocer y aplaudir de pie, pues él es el héroe de esta trágica telenovela.

Si bien los toros D’Guadiana no fueron los óptimos para triunfar, de igual forma se vieron por encima de las toreras. Apenas Hilda Tenorio se salvó un tanto de la quemazón dada su experiencia, aunque el torear muy poco en el año también es evidente. No obstante, fue lo más decoroso de la tarde. Por su parte, Lupita López prácticamente no hizo nada. Los ganones fueron los subalternos Diego Martínez y Cristian Sánchez, que saludaron en los tercios del ruedo, algo que debieron guardarse para después dadas las consecuencias de la tarde. Última corrida del año que se reseña lamentablemente por la desgracia y no por lo artístico. Vergonzoso lo sucedido por cómo sucedió, me refiero a lo que pasó en el toro de Karla de los Ángeles y a que no se puede programar a toreras o toreros sin rodaje. Los D’Guadiana, reiteramos, demostraron que son toros para toreros, no para jugar al toro. Adiós año viejo, qué forma de despedirte.

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