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14, septiembre 2019 - 2:55

┃ Alejandro Alfaro

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Adolfo Ríos es uno de los porteros más talentosos que ha dado el futbol mexicano. Seguro de manos, reflejos felinos y buena presencia física eran algunas de sus cartas de presentación, mismas que lo llevaron hasta la Selección Mexicana.

En la víspera del Clásico Capitalino, el “Arquero de Cristo” platicó con ESTO acerca de lo que representan América y Pumas para él, así como algunos de los pasajes que vivió con ambas camisetas.

De entrada, el ex cancerbero no tiene duda. Para él, este choque es un verdadero Clásico y lo vivió así desde sus primeros pasos en el profesionalismo con la Universidad.

“Para mí es un Clásico. Cuando yo llegué a Pumas nos daban el calendario de juego al inicio de torneo y buscábamos la fecha en la que íbamos a enfrentar a América. Esto con la intención de empezarnos a preparar mentalmente de que teníamos que ganar, más allá del premio especial que existía por ganar, era por el hecho de vencer al equipo importante y de los que más nos vestía. Sí había una intención, más allá de respetar a los otros equipos”, expresó.

Así como la carrera de Ríos estuvo repleta de momentos dulces, las malas pasadas de la pelota también le cobraron factura. La final de vuelta de la temporada 87-88 está fresca en la memoria de Ríos por el resultado de 4-1 en contra y los errores que cometió y significaron balones en sus redes.

“Esa situación me ha marcado toda la vida porque siempre hay alguien que me lo pregunta. Es algo con lo que conviviré siempre. Esa una realidad de vida que no se puede ocultar y siempre va a estar ahí. Eso me ha forjado durante toda mi carrera para ser mejor persona y poner los pies en la tierra. No cambiaría nada más allá de lo que significó la derrota, no cambiaría nada porque los tropiezos son los que me han hecho levantar y ser mejor ser humano”, compartió.

UN PREMIO A LA CONSTANCIA

Lejos de dejarse caer por el trago amargo, Adolfo Ríos creció como cancerbero. Le tocó defender dignamente el arco de Veracruz, ser campeón por primera vez en su carrera con Necaxa y finalmente, consagrarse con el título del Verano 2002 con América.

“Fueron 10 años los que pasaron desde que debuté en Pumas y llegué a América. Fue mucho tiempo, pasaron muchas cosas buenas y complicadas, muchos temas con Selección Mexicana gracias a Dios. Todos esos años fueron de lucha buscando coronarme para poder quitarme un lastre que arrastré durante tantos años. El hecho de llegar 10 años después a América, me daba la certeza de seguir defendiendo los colores que uno siempre defendió en Pumas, Veracruz y Necaxa”, expuso.

CRÍTICAS INFUNDADAS

Antes de concluir la charla, Adolfo compartió su punto de vista sobre el caso de Guillermo Ochoa, a quien conoce muy bien porque lo vio nacer como profesional en Coapa y al cual defendió al considerar injustas las críticas que se le hacen por la actuación con la Selección Mexicana frente a Argentina.

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“Acá depende de cada aficionado. Hay una realidad que es abismal. Eso se genera con los colores de los equipos y esa crítica viene por eso. De 10 aficionados que hay en el futbol, siete pueden irles a equipos diferentes y tres al América, pero de los siete que le van a otros equipos, todos están en contra de América. En ese sentido, me queda claro que va más por los colores de los equipos, que en sí por la crítica a un portero”, cerró.