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21, septiembre 2019 - 21:23

┃ Javier Juárez

Estadio Azteca

Foto: Javier Juárez

Pasó la euforia y el nido volvió a verse a medias, la casa de las Águilas, tras recibir a miles de y miles de asistentes la semana anterior, presentó una entrada no acorde a su historia y popularidad.

Pumas, la semana anterior, cooperó para que las butacas del coloso de Santa Úrsula estuvieran ocupadas, no todas, pero sí la mayoría. Siete días después, ese impacto se fue.

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La explanada del lugar se pintó de amarillo de forma tenue, la lluvia, el frío y los gastos por las celebraciones patrias fueron otras razones para ver al nido sin demasiado color.

Se acercó la hora del juego y se incrementó el flujo de seguidores, pero sin ser algo llamativo.
Del otro lado, fieles y orgullosos fanáticos de los Gallos Blancos realizaron el viaje por carretera y estuvieron firmes, a pesar del clima, en el lugar de la batalla.

Los impermeables, sudaderas y chamarras se vieron por todas partes, la gente llegó precavida para todo.
Anocheció, la temperatura bajó y fue momento para que las pequeñas masas entraran.

En el interior del recinto el paisaje fue el que pronosticó la periferia del lugar, gradas con grandes huecos por todos lados.

La parte albiazul se colocó en el sitio destinado para los seguidores que vienen de fuera y con entusiasmo alentaron a sus queridos emplumados.

La “Monumental” y el “Ritual del Kaoz”, sobre la hora, ingresaron a su casa y el ambiente fue otro.
Como si fuera competencia, la “Resistencia Albiazul”, transportada en tres camiones, entraron al mismo tiempo y con cánticos le dieron pelea a los locales.

Así, Águilas y queretanos, ambos en zona de honor, con el cobijo de su ruidosa gente, se enfrentaron en el histórico inmueble.

RECUERDO VIVO

Ya pasaron varios años, sin embargo, el recuerdo de Ronaldinho sigue fresco, el brasileño, en el ocaso de su carrera, despumó sin piedad al América.

El mago, en el Clausura 2015, ingresó en la agonía del juego frente al América y en cuestión de minutos realizó dos goles que provocaron los aplausos de propios y extraños. Querétaro, esa noche, humilló 4-0 a las Águilas de Gustavo Matosas.

Varias de las playeras queretanas que se vieron anoche en el Azteca, fueron precisamente con su número 49, atípico y excéntrico como él.

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