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Mira

27, septiembre 2019 - 22:52

┃ Violeta Alva

Serenata-Chivas

Foto: Martín Montiel

Aunque la intención era exigir resultados, la serenata a Chivas se convirtió en una fiesta.

Y es que a diferencia de lo que pasa en otras ocasiones, la idea de la visita de esta noche al hotel de concentración era para pedir mayor compromiso de los jugadores y que suden la camiseta.

Pero la emoción por ver a sus ídolos se tradujo en celebración. Los bombos sonaron de nueva cuenta, el papel voló y el cielo se iluminó con las bengalas y cohetes. Y es que la pasión que sienten por el Rebaño sobrepasa cualquier resultado, cualquier directiva y cualquier plantilla.

Para mantener el orden, la seguridad del hotel montó unas vallas que dieron unos metros de ventaja.

Los primeros en llegar fueron las familias, padres que llegaron con sus pequeños para conocer a sus ídolos.

Casi una hora después llegaron las barras, con todo el colorido que las caracteriza. Y así empezaron los cánticos y en júbilo.

Al terminar la cena, algunos jugadores salieron a agradecer el apoyo de sus seguidores. El “Cone” Brizuela, Antonio Briseño y Jesús Molina fueron los elegidos.

El cerco que pusieron ayudó a que todo estuviera mejor organizado, así que los jugadores se dividieron para firmar autógrafos.

La favorita de todos fue doña Victoria. Una fiel aficionada de 75 años que le va a Chivas de toda la vida. Ella vivió la etapa del campeonísimo y por eso no está de acuerdo en que haya jugadores que, según su opinión, no sientan la camiseta.

La más fiel de todas vivió el colorido del presente y recordó ahí, sentada en su silla de ruedas, cómo se vivía en su época y esperando desde el fondo de su corazón que regresen esos años de tantos y tantos campeonatos.