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Mira

2, octubre 2019 - 2:00

┃ Brian Sales

Foto: Archivo ESTO

Hoy, hace 14 años, todo el país gritó: México campeón del mundo. Una escuadra de 21 jugadores, cuerpo técnico, cuerpo médico y utileros lograron lo inimaginable, vencieron a Brasil en la final de la Copa del Mundo Sub-17 en Perú.

Nadie creyó en ellos, pero lo hicieron. No tenían un pasado triunfador del cual se pudieran sostener, pero un hombre en particular logró hacerles creer que podrían lograr lo que se propusieran. Jesús Ramírez fue el director técnico de aquel grupo de jugadores que más que futbolistas, eran una familia.

“Fue uno de los logros más importantes de mi vida, un ‘parteaguas’, tanto personal como en el deporte, ya que en ese momento era algo impensado ponerlo como un objetivo o una meta. Mi idea siempre fue ganarle tiempo al tiempo y empezar cuatro años antes. Hice visorias en todo el país, no solamente en fuerzas básicas, sino en el sector aficionado. Hay chavos que tal vez no saben cómo llegar a un equipo profesional, pero que juegan bien”, recuerda Ramírez en charla con ESTO.

“Ya después hicimos filtros de los dos sectores. Tras viajar por todo el país, el filtro se hizo aún menor y me tocó definir un grupo base. De ahí hasta llegar a los 21 elementos que fueron al Mundial. La parte medular o importante, no fue el futbol, sino lo mental”.

Lourdes Deschamps, su esposa, fue la encargada de convencer a Martínez de hacer un trabajo en la mentalidad, mismo que Jesús trata de realizar hasta la fecha.

“Cuando llego a mi casa, tras la invitación de dirigir a esta Selección, hablé con mi esposa y mi hijo. Ella me preguntó cuál era mi mayor aspiración, le dije que: ser campeón del mundo. Este proyecto nació en mi casa. Le agradezco mucho porque gracias a sus pláticas nació el “¿Y por qué no?”. Ella me introdujo al tema mental, que te permite tener la autoestima suficiente para aspirar a lo mejor. La transformación mental hizo que viéramos las cosas distintas”, explicó.

En cuanto al armado de su cuerpo técnico y la plantilla, lo medular no fue el talento futbolístico, sino que tuvieran la fuerza mental para sentir que podían ganar el Mundial de la especialidad.

“Escogí un cuerpo técnico con características muy especiales, donde cada uno de ellos tiene una participación. La idea siempre fue que estuvieran igual de convencidos que yo de que teníamos que hacer un trabajo diferente para que los resultados fueran distintos.

“Más allá de escoger buenos jugadores, para mí, la parte medular y más importante fue que cada integrante de la Selección creyó en él ‘¿Y por qué no?’. Mi idea, desde un inicio, fue hacer el proyecto a largo plazo para no sólo competir, sino ganar”, agregó.

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Sin el convencimiento de todo el grupo, el título de aquel lejano 2005 no se hubiera levantado nunca.

“Eso debe ir acompañado de certeza y seguridad, que sólo lo da la parte mental. Fue un trabajo largo, donde debe existir un convencimiento para trabajar de otra manera. Primero era un trabajo individual, y luego la colectiva para unir mentalidades”, remató.

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