POR JAVIER JUÁREZ

ENVIADO

Chicago.- ¡Qué sensación!, un placer y emoción casi indescriptible observar a una marabunta de mexicanos deslizarse por las calles de Chicago.

No fueron ni uno ni dos, fueron decenas, centenas, miles de aztecas los que corrieron y completaron, cada uno con un tiempo especial, los 42 kilómetros de la competencia.

¿Por qué correr? ¿Ir a otro país?, es algo que sólo ellos, familiares y asistentes conocen. Estar ahí, en el epicentro de la adrenalina, es algo que se “tiene que vivir”.

El lugar para muchos es lo de menos, alcanzar y superar retos propios es su propia meta, si a eso se le añade transitar las mismas calles que las estrellas de elite, cruzar palabras con competidores que saben lo que es levantar metales de oro, plata y bronce en mundiales o en Juegos Olímpicos, es algo único.

Las playeras verdes, hasta sombreros, aparecieron de inicio a fin de la competencia. El grito de “México” para apoyar a un paisano al verlo correr sucede en automático. Si es familiar o conocido da igual, la sangre llama.

Sin datos exactos, se habla de casi 3 mil mexicanos los que participaron en uno de los seis Majors del Maratón.

Lawrence Cherono y las máquinas africanas compiten a otro nivel, pero detrás de ellos, mexicanos, latinos, europeos y asiáticos, tienen su propia fiesta.

Madaí Pérez, una de las tantas mexicanas que estuvieron en la ciudad de los vientos, fue la mejor ubicada. Ella culminó la prueba en el lugar 11.

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Como ella, muchas más, amas de casa y “runners”, hombres también, completaron la desgastante competencia.

México, como en cada evento masivo, dio de qué hablar. Qué placer.