Después del prometedor inicio de temporada, en Dallas han venido a la baja.

Tres descalabros en fila tienen a los Vaqueros con marca de 3-3, desperdiciando la ventaja que tenían en el liderato de la división Este de la Conferencia Nacional y sumergidos en una crisis que se agudizó el pasado domingo durante su visita a Nueva York.

Los Jets no veían la luz al final del túnel, perdiendo sus cuatro compromisos del año, y sometieron al “equipo de América” que sólo mostró signos de reacción en el último cuarto.

Las armas están ahí. Dak Prescott, Ezekiel Elliott y Amari Cooper forman parte de uno de los ataques más peligrosos de la liga, y su defensiva cuenta con talento más que de sobre para tener un mejor presente.

Para el polémico dueño de los Cowboys, Jerry Jones, el principal culpable tiene nombre y apellido: Jason Garret. Aunque no es el único.

“Voy a ser un muy trillado. Estaba mucho más feliz con lo que había hecho en los primeros tres juegos que con lo que sucedió en los últimos tres partidos. Pero lo más importante que quiero decir es que no es sólo él. Esto es general. Eso contribuyó mucho allá afuera para llegar a ese lugar”, comentó Jones en entrevista para “The Fan” en Dallas.

De acuerdo a ESPN, la cabeza del head coach de los Vaqueros es, para los apostadores, la segunda que corre más peligro tras la de Dan Quinn de Atlanta, algo que le restó importancia el propio Jerry.

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“No apuesten dinero en que eso suceda. Lo perderán. Si realmente lo miras, no puedes tomar una sola cosa. Puede ser una lista de 15 cosas, algunas tienen más énfasis quizás en el jugador, la ejecución, los errores, todo ese tipo de factores. En general, no jugamos lo suficientemente bien para ganar. Si hubiéramos podido ganar al final, no habría sido porque jugamos bien. Ustedes estarían escribiendo sobre un equipo que no jugó bien que ganó un partido”, añadió el propietario de la franquicia más popular de la NFL.