POR ARTURO LÓPEZ ESCALONA

Considerada como la época dorada, la Fórmula Uno regresó al trazado capitalino, esta vez, nombrado desde 1973 como Autódromo Hermanos Rodríguez, en honor a los hermanos Ricardo y Pedro, fallecidos en la primera visita del Gran Circo en el mismo escenario el 1 de noviembre de 1962, y en el Gran Premio de Alemania, el 11 de julio de 1971, en el trazado de Núremberg, respectivamente.

A raíz del incidente en la edición de 1970, cuando un perro se metió a la pista, la FIA decidió retirar a México del calendario de la Fórmula Uno; sin embargo, regresó plagada de leyendas en la actualidad, quienes hicieron época y que el público mexicano pudo presenciar en vivo a uno de los máximos exponentes del automovilismo deportivo mundial, el piloto brasileño Ayrton Senna.

En esta etapa intermedia, queda fresca en la memoria de los apasionados al deporte motor las hazañas de volantes de la talla de Alain Prost, Nigel Mansell, James Hunt, Niki Lauda, Gerhard Berger, Riccardo Patrese; incluso, el de quien se convertiría años más tarde en el máximo ganador del Gran Circo, el “Káiser Alemán” Michael Schumacher, quien conquistó siete títulos del Mundial de pilotos con Ferrari, en la década de los noventa.

MEJORÓ LA ORGANIZACIÓN

A pesar de no contar con la categoría reina, el trazado de la Magdalena Mixhuca albergó a la categoría estadounidense Indy, la cual, fue traída por Rick Mears, pero tan sólo se disputó entre 1980 y 1981.

Transcurrieron algunos años para comenzar a reconstruir el circuito capitalino, con mucha mejor organización fue posible reincorporar a México en el calendario de la Fórmula Uno. El diseño del trazado era un poco más corto, por lo tanto, la seguridad mejoró.

Fue el 12 de octubre de 1986 cuando el Gran Premio de México volvió a disputarse, tras 16 años de ausencia. En aquella ocasión, el piloto austriaco Gerhard Berger, a bordo del B16 Benetton, vio ondear la bandera a cuadros, en una carrera reñida desde el principio. El circuito aún presentó problemas de baches.

CHOQUES ÉPICOS

La edición del Gran Premio de México de 1987 se corrió un 18 de octubre, aquel día, la competencia fue dividida en dos partes, debido a que el británico Derek Warwick se estrelló con fuerza y salió de la peraltada; acto seguido, el brasileño Nelson Piquet se adelantó, pero fue su coequipero de Williams, el inglés Nigel Mansell, quien se llevó el triunfo.

Para las demás ediciones a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, los triunfos se repartieron con Alain Prost (McLaren) en 1988, Ayrton Senna (McLaren) en 1989, nuevamente Alain Prost, ahora con Ferrari en 1990; Riccardo Patrese y Nigel Mansell, ambos de Williams en 1991 y 1992, respectivamente.

SEGUNDO ADIÓS

El gusto por contar con la F1 volvió a desvanecerse, cuando la FIA determinó que no volvería para 1993, debido a la queja de los pilotos por correr en un autódromo viejo, descuidado y peligroso; aunado al problema, los accionistas no contaron con los recursos económicos para costear la permanencia del Gran Premio de México y por segunda vez en la historia, dijo adiós.