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6, noviembre 2019 - 23:24

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Foto: Twitter @miseleccionmx

Las dudas que México había despertado en el Mundial Sub-17 desaparecieron de golpe. Sin ser favoritos, los tricolores le plantaron cara al favorito Japón y lo borraron del campo con una actuación que rayó en lo perfecto dada la manera de desempeñarse en el terreno de juego.

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El equipo nacional dominó y controló el encuentro desde el silbatazo inicial, generó las opciones más peligrosas, fue contundente en el complemento y obtuvo con justicia el boleto para los cuartos de final.
Eugenio Pizzuto adelantó a los aztecas y Santiago Muñoz consiguió la puntilla. Un 0-2 lleno de justicia y también de júbilo.

Ahora, un nuevo rival asiático está en el horizonte mexicano. Corea del Sur el próximo domingo será el sinodal.

EL JUEGO

Con el anhelo de mantener vivo el sueño mundialista, la Selección Mexicana Sub-17 se presentó en Gama para pelear por el boleto a cuartos de final ante un peligroso conjunto de Japón que, al menos en el papel, partía como favorito por lo mostrado en la fase de grupos, aunque el desarrollo del juego mostraba lo contrario.

El Tricolor supo adaptarse mejor a las condiciones del campo ante la torrencial lluvia que cayó en el estadio Bezerrão. La distribución de la pelota y la creación de espacios estaba latente por parte de los jóvenes mexicanos, que tocaban una y otra vez el arco nipón con peligrosidad, pero con una falta de contundencia que les impidió adelantarse en el marcador antes de irse al descanso.

Fueron un par de mano a mano los que Efraín Álvarez desperdició. En los dos entró de frente al área para quedar de cara a la puerta defendida por Zion Suzuki; sin embargo, en ambos casos su definición fue justamente a la ubicación del meta asiático.

El propio Álvarez probó con un disparo de media distancia que tomó un efecto peligroso que amenazaba con colarse pegado al poste derecho, mas la comba no cerró lo suficiente.

Sin duda el conjunto nacional era mejor. Pizzuto movía los hilos en el medio campo, recuperaba y distribuía para sus compañeros en el eje de ataque, aunque faltaba ese último toque para reflejar la superioridad en el electrónico.

La recompensa mexicana llegaría hasta el complemento. Un tiro de esquina a poco de iniciada la segunda mitad puso a celebrar al cuadro nacional. Fue una pelota parada en la que Alejandro Gómez conectó de zurda dentro del área aunque no con la fuerza suficiente para crear peligro. Para su fortuna, Pizzuto se encontró con el esférico en el área chica, logró acomodar el cuerpo y tocar ante la salida de Suzuki, quien ya iba a recoger la de gajos. ¡Gol de México!

Tan pronto cayó el tanto tricolor, los jóvenes samuráis adelantaron líneas e intensidad. El cronómetro ya era su enemigo y cada segundo apremiaba en su intento por dar alcance a los aztecas.

Con huecos en la retaguardia japonesa, México aprovechó para aumentar su ventaja. Santiago Muñoz recibió un pase vertical de espaldas al arco. El delantero giró, avanzó de frente ante la marca de dos defensores nipones, retuvo el esférico y cuando encontró el espacio a la altura de la media luna, sacó un disparo cruzado, potente que venció al cancerbero nipón. El boleto a cuartos de final se sentía cerca ya.

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Para el cierre, Japón puso toda la carne al asador mientras México aguantaba en propio terreno. Los minutos se consumían y aunque los asiáticos coqueteaban con el descuento, este no llegó.

El Tricolor fue justo vencedor de la contienda y ahora se medirán el domingo a Corea del Sur por un boleto a la semifinal que los acredite como uno de los mejores cuatro del mundo en la categoría.

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