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Mira

23, noviembre 2019 - 18:08

┃ Jorge Briones

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Foto: Jorge Briones

Hay figuras que trascienden más allá del plano deportivo, y Roger Federer es una de ellas.

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La presencia del legendario tenista suizo paralizó la Ciudad de México. Hace 23 años un joven Roger Federer se presentó en el país, sin embargo, ni en sus mejores mejores sueños imaginaba en lo que se convertiría. Ya como una leyenda, su “majestad” arribó a México para oficiar su tradicional ceremonia.

La Monumental Plaza de Toros vivió una jornada atípica, cambió la “espada” por la raqueta y una pista montada sobre el ruedo. Más de 40 mil aficionados fueron llegando con el caer de la tarde, muchos de ellos con alguna indumentaria marcada por la “RF“. Gorros, playeras o cintas, daba igual, la “Federermanía” se hizo presente en México.

La figura del suizo alcanza para eso y más. Porque poco importó que se tratara de un partido de exhibición. Hay veces que con el talento es suficiente para cautivar a la multitud.

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A las afueras de la plaza, en las reposadas calles de la colonia Noche Buena, los boletos en reventa superaban los 6 mil pesos, aunque con el paso del tiempo fueron perdiendo su valor.

En el coso de Insurgentes el eco de los “oles” dio paso a la ovación a unos de los más grandes tenistas que ha existido sobre esta tierra.