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5, enero 2015 - 11:27

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POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA
FOTOS: ALBERTO MONTALVO

POBRE de la fiesta que ahora resulta ser engañosa debido a la falta de materia gris del palco de jueces de la Plaza México. De por sí ya el cartel era precario, en el sentido del sin sentido de un cartel de siete toreros sin el atractivo que debiera revestir la temporada grande. Y que para rematar, dio al traste con la denigrante actitud de Chucho Morales, quien dirigió el festejo en el biombo. Mal la entrada, cartel sin pretensiones, mal los jueces. En definitiva, mal la fiesta en el Distrito Federal. Haciendo a un lado las orejas que se concedieron, que fueron plena exageración sin medida del desconocimiento, absoluta perdición de la dimensión y que hacen engañosa la fiesta al escaso público asistente y posiblemente a los propios toreros que ayer salieron a hombros, la tarde tuvo detalles que amalgamaron una tarde honrosa.

De entre los olvidados se levantó el tlaxcalteca José Luis Angelino, nada extraño lo que hizo si tenemos en cuenta que ya conoció el triunfo grande y el fracaso igual. Esta era una de esas tardes en las que había que sostenerse de lo que sea, cosa que entendió perfectamente Angelino, por lo que tenía que echar mano de toda su experiencia, ya no es un torero joven, tiene su rodaje, sabe de distancias, de oficio y éste era el momento de patentarlo. Y estuvo bien ante su toro de Vistahermosa, el número 9, Cardenal, con 500 kilos. Bien a sabiendas de sus alcances, llevando a cabo propiamente los procedimientos de una faena y despachando regular, pero de efectos fulminantes. Es fácil engañarse y pensar que triunfó en grande, el camino de la autocrítica resulta más complicado. Esa tarea se le queda a Angelino. Algo similar le sucedió a Antonio García “El Chihuahua”, ante Toda una Época, número 191, con 485 kilos, al que banderilleó magistralmente, toreó decorosamente y despachó de mala colocación. También le regalaron la salida a hombros y posiblemente también haya salido engañado del coso. Y finalmente, Víctor Mora, de igual manera alcanzó una oreja benevolente del disparatado juez, aunque dejó buenos trazos. Pepe López, “El Canelo”, Salvador López y el rejoneador Horacio Casas, apenas momentos incoloros, pero es mejor que nada. De cualquier forma no se les puede exigir mucho cuando en realidad no han toreado prácticamente nada, lejos de conseguir una bocanada de oxígeno para su carrera, se topan con la puntilla.

¿Hasta qué punto este cartel ayudó en algo a la temporada grande, o a los toreros? Quiero ver qué empresa le dará oportunidad en sus grandes carteles a uno de estos toreros que ayer “triunfó”. O si la propia Plaza México les programará en la segunda parte del serial, junto a toreros figuras. Esta es la triste realidad: no pasará nada. Entre los siete toreros que actuaron encontramos a un “Chihuahua” que mucho se ha ganado una terna en la capital, pues se ha partido en la provincia muy en serio; un Salvador López que más que ayudarle le fregaron, pues este joven requiere de apoyo, no de festejos desilusionantes. Una tarde más, una tarde menos. Un festejo donde se habla de un puñado de orejas que a decir verdad no valen más que las de un burro, el cual porta pañuelos blancos a lo burro.

El gran mérito de verdad es qué le hicieron los toreros, mérito por querer salir adelante, ganas y deseos pese a que algunos acusaron su falta de torear. El toro no sabe si están toreados o no y ellos lo único que desean es ser figuras del toreo. Es un gran mérito vivir pensando en eso, aderezados por un montón de orejas de burro e ilusionados que a partir de hoy los contratos caerán como… como las propias orejas que se conceden en México: de a montón. Vaya inicio de año.