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Mira

8, diciembre 2019 - 22:16

┃ Miguel Angel García

nota-elpayo

El anterior fin de semana los toreros pasaron las de Caín por los vientos huracanados que hubo y que no dejó estar en paz a los matadores. Casi era imposible pegar un muletazo. Esta vez el clima fue como pocas veces, muy apacible; el humo de los puros hasta parecía mantenerse sobre de quienes sostenían el tabaco. En cierta forma los toros de Xajay, propiedad del arquitecto Xavier Sordo Madaleno, salieron al ruedo con cierta pasividad. El primero se dejó meter mano. El segundo, débil, de poco recorrido y clase, arrastre lento entre divisiones. Tercero, protestado por su falta de cara, parado y soso. Cuarto, con mayor clase, fijeza y recorrido, aplausos en el arrastre. El quinto, deslucido. Sexto con peligro y pitado en el arrastre. Séptimo deslucido y el octavo se dejó meter mano.

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Ante las pocas posibilidades que tuvieron los toros, el cuarteto de toreros solo pudo dejar detalles y de entre ellos ha sido el queretano, Octavio García el Payo, quien pechó con el astado que mejor se defendió y al que el torero le recetó una faena de mucha quietud y parsimonia.

Octavio García despertó al público con sus saludos capoteros pegado a tablas en lances por verónicas; bregó magistralmente y quitó nuevamente con el lance fundamental. Para el tercio de muleta se plantó en la arena y ligó una serie de cambiados por la espalda que remató de desdén, muy inspirado. El queretano salió a disfrutar como pocas veces. Se tomó todo el tiempo habido, no mostró premura, todo lo contrario. Le anduvo el toro lentamente, pasó a paso y en ese sentido se dio a correr la mano, con pases templados, con mucha despaciosidad. Entre tanda y tanda se iba del toro para dejarlo reponerse, dándole las ventajas. Octavio toreo al derecho y al revés con el arte que atesora, gustándose y gustando al cónclave, quien aprobó todo lo hecho por el torero. Su socio fue muy bueno, haciéndole honor a su nombre, Planeador, dejándose muy bien. Lástima que pinchó, uso el descabello y escuchó un aviso. Se despidió en los tercios del ruedo.

La historia cambió ante su segundo toro, toda vez que no camino el socio y fue deslucido. Pinchazo y estocada.

Sebastián Castella anotó esbozos en lances de recibo y se lució más en quites. Su astado tuvo la intención de ir a la muleta, pero le fallaron los remos y su falta de fuerza desdibujó el esfuerzo del francés; no obstante, Castella consiguió formar momentos de gran belleza, aprovechando el poco recorrido que tuvo el socio para mostrar su toreo de calidad y mucho arte. Insistió como nunca el torero para obligar a su toro hasta el límite, todavía extrajo series de mucha exposición, pese a que el de Xajay ya había claudicado. Castella exprimió hasta lo último que tuvo el astado, viéndose muy por encima. Dejó tres cuartos de espada, descabelló y escuchó aviso. Al tercio con fuerza.

Mejor en quites ante su segundo, embarrándose de toro por chicuelinas. La labor con la muleta no tuvo el impacto que hubiera deseado, no ha sido un toro para hacer fiesta. No bastó la estocada y despacho certero con el descabello.

Paco Ureña tuvo poca tela para patentar su propuesta; podría decirse que su primer astado fue totalmente contra estilo a su inspiración. El socio fue reservón, sin transmisión, soso por completo. Despacho de estocada fulminante. Aplausos.

San Juaneras y desdén como inicio, ha sido lo más destacado de su labor con la muleta antes su segundo toro. El resto tuvo poco eco en los tendidos derivado del astado que no dejó de mostrar sus malas intenciones, no tuvo claridad y si un peligro evidente. Pese a los defectos del animal, Paco logró extraer series de calidad que remarcó con coloridos detalles. Paco se impuso e hizo tragar al socio. Pinchazo, estocada y varios descabellos a punto de soñar el tercer aviso. Al tercio.

André Lagravere el Galo dejó detalles plausibles con la capa; colocó banderillas con mucha afición. Dejo momentos de gran valía con la muleta. Espadazo tendido y pasaportó con el de cabello previo. Aplausos al toro.

Estuvo lúcido y en quites ante su segundo. Nuevamente puso banderilla. Mejor, con música en las alturas. Estuvo decoroso antes un astado de poco fondo; dejó estocada que bastó. Hubo petición, pero en realidad no al ciento por ciento. Gritos de torero de un sector. El galo se despidió en el centro del ruedo y se dio la vuelta al ruedo.

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