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13, enero 2020 - 12:53

┃ Héctor Reyes

carlos giron

POR HÉCTOR REYES

En el mes de febrero del 2013, en un examen de rutina que le practicaron al subcampeón olímpico de clavados Carlos Girón le detectaron un aneurisma en la aorta torácica que puso en riesgo su vida. En aquel tiempo, los médicos evaluarían las condiciones de la afección de uno de los deportistas mexicanos más exitosos en la historia olímpica.

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Carlos tenía 58 años y en su palmarés recordamos que llegó a ser número uno del mundo y primer ganador del Premio Nacional de Deportes, reconocimiento instituido por el gobierno en 1975. En esa ocasión, Girón Gutiérrez, originario de Mexicali, Baja California, escribió unas palabras que llegaron al alma.

“Por alguna razón tengo la inminente necesidad de decirles que agradezco infinitamente todo el cariño que siempre he recibido de ustedes en sus comentarios, afirmaciones, bromas, etcétera, pero más agradezco a Dios por permitirme disfrutar de cada momento de mi vida y ahora más que nunca sé que siempre he tenido la luz conmigo y que estará siempre aún después de mis días”, expresó Carlos, quien solía festejar su cumpleaños con un clavado en el Deportivo Chapultepec.

En su extensa carta que conservamos y hacemos pública nuevamente, dijo que “sería muy ingrato sino dijera que he sido y soy con todos mis seres queridos a quienes siempre estoy amando más cada día y también esta tierra a la que solo desgarrándome el alma me pueden deslindar de ella. Seguro estoy que los seguiré leyendo más adelante donde quiera que me encuentre”, palabras de un hombre de fe, a quien se le reconoce como parte fundamental de la historia de los clavados.

En la principal enciclopedia de los Juegos Olímpicos que tuvo su última edición para el año 2012, “El Libro Completo de los Olímpicos”, en el apéndice de clavados, durante los Juegos Olímpicos de Moscú 80, describe de una manera sintética lo que ocurrió en la especialidad de trampolín de tres metros varoniles. Retomamos, el triste episodio para nuestro deporte, ya que a Carlos se le negó la máxima gloria, no obstante que el presidente de la FINA, era mexicano, el licenciado Javier Ostos Mora.

La victoria de Aleksandr Portnov fue opacada por la controversia. Distraído por el ruido del público viendo la final de 100 metros mariposa hombres, Portnov realizó el clavado 2.5 que es dos vueltas con medio giro lo falló. Él inmediatamente protestó y le fue otorgada otra oportunidad, la cual realizó de forma excelente. Girón, Cagnotto y Hoffman reclamaron y exigieron que ellos fueron sujetos a distracciones iguales. Hoffman estuvo particularmente enojado desde que su reclamo en uno de sus clavados lo distrajo el flash de un fotógrafo y no le permitieron repetir el salto. La ceremonia de medallas fue retrasada por dos días hasta que la decisión final fue anunciada por la Federación Internacional de Natación Amateur (FINA). En la Ciudad de México hubo manifestaciones afuera de la embajada soviética para protestar por la decisión que habían tomado.

El nombre de Carlos Girón figuró por espacio de tres décadas como representante del IMSS bajo la tutela de Jorge Rueda, asistió a los Juegos Olímpicos de Múnich ’72, Montreal ‘76, Moscú ‘80 y Los Ángeles ’84, donde se retiró y comenzó su carrera como comentarista de televisión.

En su larga trayectoria, ya que logró ser reserva para los Juegos Olímpicos de México 68, Carlos compitió en contra de Klaus Dibiasi, el italiano Franco Giorgio Cagnotto y Gregory Louganis, entre otros deportistas de tres generaciones que le tocó vivir. Solía ser bromista, muy elegante y de físico fuerte como un roble.

Fue Campeón Nacional, Centroamericanos, Panamericano y Olímpico, conservó las películas de Antonio Mariscal, tesoro de los clavados; era decano entre los comentaristas olímpicos de televisión; fue entrenador en España y dirigente deportivo. Aún lo recordamos, con niños en brazos, los infantes huérfanos con SIDA, en una fundación en la que logró obtener recursos económicos para que tuvieran una vida digna.

Así podríamos seguir hablando de Carlos, amigo y compañero de trabajo, quien todavía estuvo presente el 18 de diciembre en la Asamblea del COM, la última oportunidad que dialogamos y ya se quejaba de una afección en vías respiratorias. Tenía como proyecto hacer funcionar el complejo acuático del COM.

Como solía decir Joaquín Capilla, una frase que adoptó la Escuela Mexicana de Clavados: “Antes de saltar había que lanzar el corazón por delante”. Descanse en paz Carlos Girón Gutiérrez, a quien le sobrevive su esposa y dos hijos.