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16, enero 2020 - 17:06

┃ José Ángel Rueda

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Con el prestigio de haber ganado el trofeo Heisman en el 2015, Derrick Henry llegó a los Titanes como la selección 45 del Draft del 2016. Con su más de 1.90 de estatura y sus 112 kilogramos, el corredor egresado de la Universidad de Alabama arribó a la Liga para cautivar a propios y extraños con su imponente físico y su capacidad para eludir tacleadas, aunque hay recordarlo, su inicio en la NFL no fue sencillo.

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En aquel lejano 2016, los Titanes eran más una promesa que una realidad. De la mano del coach Mike Mularkey, Tennessee buscaba desesperadamente ajustar la ofensiva a las virtudes de un quarterback como Marcus Mariota. La naturaleza del mariscal de campo, más enfocada en correr el balón, chocaba con la explosividad de Henry. En su primera temporada, el corredor apenas sumó 490 yardas en 110 acarreos. Para el 2017, aunque hubo una mejoría considerable, el “tractorcito” quedó lejos de cumplir con las expectativas, al correr para 744 yardas en 176 acarreos.

La llegada del coach Mike Vrabel, en el 2018, fue un punto de inflexión importante para el corredor de los Titanes. Matt LaFleur, actual entrenador en jefe de los Empacadores de Green Bay, tomó las riendas como coordinador ofensivo y su creatividad de inmediato rindió los frutos esperados. Pese a compartir el backfield con el corredor Dion Lewis, el talento de Henry tarde o temprano le abrió las puertas para adueñarse por completo de la titularidad. En aquella temporada, Henry finalmente pudo dar el salto a la élite, al correr para 1059 yardas y 12 touchdowns.

La temporada de consolidación para el famoso “Tractorcito” llegó en este 2019. Derrick Henry comenzó el año como una de las figuras a seguir y no decepcionó. Su personalidad atrabancada al momento de correr refleja a la perfección el estilo de juego de los Titanes de Vrabel, férreos y valientes, convencidos que todo es posible si se trabaja y se lucha.

Henry finalizó la temporada con 1540 yardas terrestres y 206 aéreas, y anotó un total de 18 touchdowns, aunque es, quizá, su actuación en lo que va de la postemporada lo que lo ha puesto en la cima de la Liga. Más allá de la labor de equipo propia de un deporte colectivo como el futbol americano, su rendimiento individual ha sido superlativo y en gran parte es responsable de que se le considere a los Titanes como un equipo capaz de dar la sorpresa en cualquier emparrillado.

Ante los Patriotas, en el duelo de Comodines, Henry fue capaz de lastimar a una defensiva que llegaba con credenciales de élite. Nueva Inglaterra jamás encontró la fórmula para detenerlo y lo terminó pagando caro. Henry corrió para 182 yardas y logró entrar en una ocasión a la zona prometida. Su actuación congeló un de por sí gélido Gillette Stadium.

Ante los Cuervos y contra los pronósticos, Henry fue capaz de superar la actuación de la semana anterior al correr para 195 yardas y dos touchdowns. Con semejante dominio, Tennessee controló el reloj y el ritmo del partido y terminó por dar una sorpresa sin precedentes. ¿Serán los Jefes su siguiente víctima? Ya lo veremos.