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Mira

25, enero 2020 - 16:56

┃ Rubén Beristáin

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Foto: Luis Garduño

Cruz Azul pidió un milagro a lo más alto del cielo y un divino Santo se lo cumplió.

Este sábado todo le salió a La Máquina y no ofreció piedad. Jonathan Rodríguez puso al santo de cabeza y abrió el marcador. Elías Hernández le rezó al Patrono y colaboró con el segundo, mientras que Luis Romo cumplió el sueño de anotar con el equipo de su vida. 3-0 final y contundente.

La Máquina ya avanzó, apagó los focos rojos sobre la continuidad de Robert Siboldi y sumó sus primeros puntos del torneo a costa de unos Guerreros, que lo intentaron con todas sus armas, pero la ayuda celestial fue exclusiva de los cementeros.

Y todavía falta el debut de tres de sus refuerzos…

EL JUEGO

Con esa necesidad de la victoria, Cruz Azul movió sus piezas, sólo siete jugadores han sido titulares en las tres primeras fechas del torneo. Igor Lichnovsky regresó a la central, Cata Domínguez se movió a la lateral y en la ofensiva la confianza regresó con la inclusión del joven Santiago Giménez en el eje de ataque. El refuerzo Pablo Ceppelini probó la amargura del banquillo de suplentes, junto a Édgar Méndez, quien no encontró equipo y volvió a la convocatoria del técnico Dante Siboldi por necesidad, más que por gusto.

Los de Torreón no especularon en su visita y el timonel Guillermo Almada mandó a su mejor plantel, con Brian Lozano y Julio Furch como referentes al frente.

Salir a ganar, no había más opciones para los vestidos de azul y su inicio fue espectacular. ¡A toda Máquina! El reloj marcó el minuto con 51 segundos y el festejo se hizo presente en el Coloso de Santa Úrsula. La infalible “Ley del ex” apareció y un antiguo santo no falló.

No hubo otro. Jonathan Rodríguez le puso mucha cabeza y aprovechó la complicidad de la zaga guerrera, con un derechazo desde la media luna mandó a guardar la redonda ante la sorpresa de todos, sobretodo de su tocayo en la portería. Jona, por respeto al equipo que lo trajo a México y donde fue campeón, no festejó como acostumbra.

En la tribuna tampoco hubo mucha celebración ya que pocos fueron los valientes en asistir al recinto. La entrada fue triste y sólo reflejó la actualidad del equipo y la desesperación de su afición en cambiar la historia.

Un espectador más de los cementeros estaba en plena cancha. El portero Jesús Corona vivió muy tranquilo y no ensució su llamativo traje naranja.

Fue un Cruz Azul irreconocible, al menos en la primera media hora de juego. En parte, porque los de Torreón lo permitieron y no se encontraban en el campo y los errores en la mediacancha de Fernando Gorriarán y Ulises Rivas fueron muy notorios con diversas pérdidas del esférico.

Eso fue muy bien aprovechado del otro lado y los embates peligrosos siguieron. En uno de ellos, Luis Romo, cruzazulino de toda la vida, estuvo cerca de ampliar la ventaja con una volea que dejó cimbrado a Orozco, sólo que, para su fortuna, el disparo únicamente le sacó pintura al poste.

Los capitalinos vivieron sus mejores momentos del corto torneo hasta ahora, pero fiel a su costumbre, no lo aprovecharon en el marcador y sólo lograron uno de ventaja. La oportunidad más clara la tuvo Santiago Giménez, pero la veteranía pesó más que la novatez, y Orozco atajó el mano a mano que tuvo con el canterano, hijo del Chaco.

El complemento volvió a pintarse de azul celeste. Ahora sí, ese dominio lo capitalizó Elías Hernández. El patrullero no se equivocó y con rencor prendió el balón, el cual llegó fácilmente a las redes. Orozco quedó inmóvil y  con un gran berrinche tuvo que sacar al enemigo redondo de su cabaña.

Los visitantes reaccionaron, tarde pero lo hicieron y preocuparon a Chuy. Brian Lozano condujo a velocidad y con maestría, disparó, el balón rebasó a Corona, sin embargo, el poste le dijo que no y frustró el festejo del descuento.

Santos cambió la situación y mostró buen futbol en búsqueda su sumar alguna anotación, la cual se concretó, pero el VAR la impidió. Jesús Corona se equivocó en tratar de quedarse con el balón, pero este salió y la celebración de Julio Furch quedó invalidada. El videoarbitraje salvó al portero celeste por su pifia. Chuy miró al cielo y respiró aliviado.

Todos los Santos ayudaron de forma divina a Cruz Azul y Luis Romo cerró la cuenta. A esta Máquina le hace falta un buen motor para acelerar su marcha, sus refuerzos están listos y quizá, pronto vendrá su mejor versión.

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