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1, febrero 2020 - 9:31

┃ Marco Montoya

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Cuando uno habla del ataque de los Jefes el nombre de Patrick Mahomes es el primero que viene a la mente de cualquiera junto con la palabra ‘espectáculo‘; sin embargo, para que el maestro de orquesta brille necesita que todas sus piezas se encuentren en sintonía.  

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Con sólo decir Tyreek Hill, Travis Kelce y Sammy Watkins basta para comprender que una jugada profunda es latente en todo momento. Tanto Houston como Tennessee comprobaron en estos playoffs que es casi imposible contener un partido -o dos cuartos- a la ofensiva de Andy Reid.

Ante una defensa como la de San Francisco será clave para las aspiraciones del campeón de la AFC que los linieros puedan contener los embates de los frontales. La línea ofensiva fue una de los mejores para proteger en situaciones de pase durante el año. Su asignatura pendiente se encuentra en abrir huecos para permitir el juego terrestre. En postemporada Damien Williams promedió apenas 3.1 yardas por acarreo.   

Si la línea se doblara, utilizar pases pantallas es una opción conociendo la gran velocidad de los receptores de Kansas City. Aun así, la clave para que Mahomes pueda demostrar el nivel al que jugó en enero necesitará tiempo para lanzar, lo que le permitirá ir profundo y estirar a la defensa entrenada por Robert Saleh.

San Francisco es la otra cara de la moneda. Su ofensiva se basa en el ataque terrestre y nada mejor para ellos que medirse a una de las defensas más débiles en ese departamento. 

En una época en la que pasar suele ser la opción principal, Kyle Shanahan desempolvó los libros de ofensivas tradicionales y ha aplicado en el emparrillado toda la vieja escuela. Los 49ers han demostrado durante la temporada que tienen un auténtico monstruo de varias cabezas conformado por Tevin Coleman, Raheem Mostert, Matt Breida e incluso Jeff Wilson, quien ha salido al quite para suplir lesiones. Sin importar las jerarquías, en San Francisco corre el que esté en mejor forma y casi siempre funciona. 

Tanto es el dominio por tierra de los gambusinos que Jimmy Garoppolo sólo ha lanzado 27 pases en postemporada. Los corredores merecen crédito, pero la línea ofensiva de los 49ers domina al que se le ponga enfrente. Además, la habilidad para bloquear de Kyle Juszczyk y George Kittle es de primer nivel.

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El éxito en la estrategia del entrenador de los campeones de la NFC combinado con la debilidad de los Jefes deja claro que no hay razón para cambiar el plan de juego.

Si de lanzar se trata, a pesar de contar con un veterano ya campeón del Super Bowl como Emmanuel Sanders, Garoppolo siempre tiene como opción uno a Kittle, a quien es difícil de defender sin importar qué esquema defensivo pongan para tratar de neutralizarlo. El novato Deebo Samuel también se posiciona como una de las armas más peligrosas en el esquema de juego. 

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