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Mira

7, febrero 2020 - 16:30

┃ Rubén Beristáin

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Foto: twitter @CruzAzulCD

Existe un lugar dentro de La Noria lleno de historia pura y en el que se respira un ambiente de total grandeza. Un espacio, inaugurado en 2005, donde se explica el porqué a Cruz Azul se le considera como uno de los clubes más representativos del futbol mexicano, a pesar de contar con más de 22 años sin título de Liga.

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La institución decidió llevar a todos sus refuerzos para informarlos de la mejor forma al equipo que a partir de ahora defenderán, empaparlos de la mística e impregnarlos de los colores celestes.

Fue así como Sebastián Jurado, Pablo Ceppelini, Luis Romo, Alex Castro, Jonathan Borja y Lucas Passerini ingresaron al lugar y cada uno de ellos quedó maravillado por el emblemático momento que vivieron.

El joven portero quedó maravillado, su sonrisa lo delató al instante. En cada rincón donde volteaba había una historia digna de ser contada, pero el veracruzano se detuvo en un lugar especial junto al mítico Miguel Marín, el argentino que custodió los tres postes en la década de los setentas y quien ganó cinco Ligas en aquella época gloriosa de la institución cementera. Jurado, extasiado ante la inmensidad de su algún día homólogo, contempló la imagen del Gato con gran ilusión de seguir sus pasos. Por ahora, Jesús Corona es el titular de la cabaña azul, pero tarde o temprano, Sebastián ocupará el lugar que dejará vacante Chuy tras su retiro.

El flamante goleador de la Liga Chilena y recién llegada a nuestro país, Lucas Passerini, optó por visualizar la imagen de Carlos Hermosillo, una leyenda inmensa para los cruzazulinos. El Grandote de Cerro Azul es el máximo goleador de los cementeros con 169 tantos y quien le dio el último título a los capitalinos en el ya lejano 1997. Ahora el argentino buscará seguir sus pasos en una posición que sólo algunos logran llenar.

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Uno de los más emocionados fue Luis Romo. El defensor inició su historia en el futbol con Cruz Azul y, tras un paso exitoso con Querétaro, regresó para triunfar con el equipo al que le va desde niño. Él escogió la zona más emotiva. Un total de ocho grandes trofeos, aún brillantes, iluminan el espacio. Por un lapso de tiempo los observó y es que el joven quiere devolver la gloria con la novena estrella y no descansará hasta lograrlo. Castro y Borja lo siguieron con esa firme intención de no fracasar en su estancia.

Muy pocos jugadores lograr entrar al Salón de la Fama de La Máquina. Las seis flamantes incorporaciones buscarán llegar algún día, pero para ellos los éxitos grupales serán prioridad para que la afición Azul nunca los olvides. A partir de ahora, sólo dependerá de ellos.

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