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Mira

29, febrero 2020 - 23:13

┃ Jorge Briones

Rafael-Nadal

Foto: Mexsport

Acapulco, Guerrero.- El Abierto Mexicano de Tenis no se entendería sin la figura de Rafael Nadal.
El tenista español tiene una conexión especial con el torneo y el público mexicano que lo vio alzar su tercer “Guaje”, el primero sobre pista dura.

Ganó con 17 años, después se quedó con el último campeonato sobre arcilla en el 2013 y ahora, siete años después, repite en lo que fue el último AMT en la sede que lo llevó a ser el mejor ATP 500 del circuito.

Y lo hizo fiel a su nuevo estilo, ese propositivo que busca la mínima oportunidad para ponerse en posición de ataque, aunque eso sí, si le toca restar desde el fondo de la pista lo hace como el mejor defensor del planeta.

A Nadal no se le vio exigirse en ningún momento a lo largo de la semana, y la final la resolvió con maestría gracias a dos sets contundentes con marcador de 6-3 y 6-2 sobre un Taylor Fritz que no pudo repetir la hazaña que consiguió su compatriota Sam Querrey hace tres años cuando venció al mallorquín en el estadio Pegaso. Ahora lejos estuvo de ceder el juego por el título.

Rafa dejó su marca en Acapulco en 20 victorias y solamente dos derrotas, y de paso se adjudicó su primer título del año en lo que fue su regreso a las pistas desde el Australian Open.

El público mexicano presenció la última exhibición del actual número dos del mundo, que dejó más de un tiro para el recuerdo y que levantó de sus asientos a las siete mil almas que disfrutaron de la última fiesta de tenis en el Complejo Mextenis.

El Abierto de Acapulco termina un ciclo y lo hace de la mano de Rafael Nadal, uno de los mejores tenistas de la historia.

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