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15, marzo 2020 - 19:46

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POR ALEJANDRO ALFARO
FOTOS: OSWALDO FIGUEROA Y MARTÍN MONTIEL

Si había un partido que Cruz Azul necesitaba para dar un manotazo en la mesa que reafirmara su candidatura para campeón era este. La Máquina superó ampliamente a un América desdibujado de principio a fin y que no se llevó una goleada en contra gracias a la figura de Guillermo Ochoa.

Jonathan Rodríguez volvió a ser el hombre importante. El Cabecita se confirmó como el hombre importante de los Cementeros y recuperó el liderato de goleo al convertir el único tanto de la noche. 0-1 que le devolvió el liderato a los celestes justo antes de que se pare la Liga por el coronavirus.

Por ahora, el futbol se irá a la congeladora, pero mientras tanto, el pueblo azul se llevó una gran alegría.

EL JUEGO

Un Clásico Joven atípico se vivió en la cancha del estadio Azteca. La ausencia de gente en las gradas le quitó este toque de emotividad; sin embargo, en el terreno de juego los decibeles no bajaron, principalmente por parte de Cruz Azul, que como se esperaba, salió a buscar el encuentro con el poder ofensivo que lo ha caracterizado en la temporada.

Santiago Giménez recibió la oportunidad de ser titular otra vez y se quedó cerca del gol en el amanecer del encuentro. Recibió dentro del área, sin marca, pero cruzó demasiado su disparo.

El propio Chaquito volvió a tener la oportunidad minutos después, pero se encontró con la figura de un Guillermo Ochoa en plan grande, ya que a partir de eso se convirtió en el salvador azulcrema en repetidas ocasiones.

A las Águilas se les notaba desorientadas. Intentaban ir al frente, pero con poca claridad. Córdova y dos Santos, que eran los que más tomaban el esférico, estaban imprecisos y equivocaban muchos pases.

Del otro lado, Jonathan Rodríguez era un constante peligro y tuvo el gol cuando recortó a Aguilera en el área, lo dejó tendido y sacó un riflazo que Ochoa tapó sin dar rebote.

Elías Hernández también hizo el intento con su buen tiro de media distancia. El Patrullero encontró el espacio y no dudó en jalar del gatillo, mas Paco Memo se estiró y desvió a una mano.

Al descanso, los Cementeros no lo ganaban gracias a las intervenciones del cancerbero americanista.

Para el complemento, la justicia se hizo presente en el campo. Juan Escobar se sumó al ataque y aprovechó la parcela derecha para tirar un centro justo al movimiento del Cabecita Rodríguez, quien de primera prendió el esférico y dejó sin posibilidades a Ochoa. ¡Gol de La Máquina!

Con la desventaja, Miguel Herrera modificó y puso toda la carne al asador. Federico Viñas, Roger Martínez y Andrés Ibargüen fueron sus cartas para recomponer a un América inoperante durante todo el encuentro. Mientras tanto, Cruz Azul aguardaba a sabiendas de que los espacios tendrían que aparecer en cualquier momento y ahí podrían liquidar.

América se hizo de la bola en el cierre, pero nunca tuvo los argumentos para siquiera inquietar a Jesús Corona, quien tuvo una noche más que tranquila.

Sobre la hora, de forma increíble, Lichnovsky cometió una falta dentro del área que tras revisión en el VAR fue señalada como penalti.

Desde el manchón, Aguilera tomó la bola, pateó a la derecha y Corona tapó. Ahí acabó todo.

El Clásico Joven se pintó de Azul y La Máquina pitó fuerte a costa de su acérrimo rival.