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15, abril 2020 - 22:00

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Nico Castillo

Por primera vez desde que salió del hospital, Nicolás Castillo relató lo difícil que fue la experiencia que vivió en la que su vida estuvo verdaderamente comprometida a causa de una trombosis arterial que sufrió luego de una operación para repararle un tendón del recto en la pierna derecha.Con evidentes episodios que no recuerda, Nico relató paso a paso lo que aconteció con su persona a partir de aquel 28 de enero en donde se resolvió que sería necesario que lo intervinieran quirúrgicamente.

“Yo fui a operarme por una lesión que tenía en el cuádriceps, tenía el tendón del recto cortado por tanta sobrecarga, por querer jugar con molestia se me terminó de cortar. El 28 de enero se decidió operarme junto con los doctores, cuerpo técnico, los dirigentes, con todos se decidió operarme porque no aguantaba más el dolor y no estaba bien en lo físico, no daba más. Tenía que operarme o parar cuatro meses para que se regenerara solo el tendón. Decidimos operar y después de eso salio todo; me opero y termina la operación, no me acuerdo mucho, yo estaba en el postoperatorio y no me acuerdo de nada, me decían que hacia cosas que no recuerdo. En ese momento me empezó a dar la trombosis, no sentía la pierna, sentía como que me iba a explotar toda la pierna derecha; me decían que moviera el tobillo y el pie, pero no podía. Me durmieron ahí mismo, llegó una doctora a la que a la que le agradezco porque me salvó la vida, sacó a toda la gente que estaba en la pieza, me dijo que me tenía que operar de nuevo. Recuerdo que dijo eso y después no me acuerdo de mucho”, reveló en una entrevista con la cuenta en Instagram de la Universidad Católica, equipo que lo vio nacer como profesional y del cual es hincha.

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Dentro de los eventos que Nico tiene presentes está el tiempo que permaneció en la Unidad de Terapia Intensiva. Lo que le sucedió no era cosa menor y requería todos los cuidados posibles.

“Desperté en la UTI (Unidad de Terapia Intensiva). Terminé esa operación y me llevaron a la UTI directo porque fue una trombosis y necesitaba estar en observación. Ahí estuve como una semana y media, esperando que la pierna se desinflamara un poco, que bajara el sangrado porque sangraba mucho y no era bueno llevarme a la otra habitación. Yo en ese tiempo estaba solo, estaba con Mauro que es mi preparador físico; le dije a mi familia que vinieran después porque yo me iba a operar y a otro día iba a estar en la casa porque era una operación simple. Cuando pasó todo, Mauro se comunicó con ellos, viajaron a otro día y llegaron como a los tres días de que yo estaba en la UTI”, comentó, al tiempo de agregar que “yo estaba muerto, yo de ahí no me acuerdo de nada. Lo único que recuerdo es la segunda vez que me empezó a sangrar toda la cicatriz -porque tengo una cicatriz que era de cerca de 20 puntos en la ingle-. Yo veía eso nada más, veía la sangre, me acuerdo la segunda vez que me empezó a sangrar de ahí mismo. Yo comía y dormía, con oxigeno, con las cosas que te pegan en el cuerpo, era una situación súper incómoda. Así estuve poco más de una semana. Termina eso, se supone que estaba todo bien y me viene el otro sangrado. Ahí fue cuando me operé por tercera vez. Volví a la UTI y estuve como tres o cuatro días antes de que me pasaran a la habitación normal”.

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Sin lugar a dudas, uno de los episodios más complicados que atravesó Castillo fue su reingreso al hospital luego de haber sido dado de alta. El andino tuvo un sangrado en casa, mismo que, a decir suyo, casi le cuesta la vida por la cantidad de sangre que perdió.
El 10 de febrero salí de la clínica, volví a mi casa, estuve tres días, estaba en mi cama, me quise mover un poquito –no podía hacer nada, estaba tieso-, traté de levantarme y me volvió a sangrar de la nada. Estaba toda mi familia y de aquí agarramos y nos fuimos a la clínica. Ahí fue donde las vi negras, yo ya iba perdiendo sangre. De aquí a la clínica son 15 minutos sin tráfico y con tráfico te puedes demorar 30 o 40 minutos. Mi hermano con mi mamá y me representante estaban ahí tocando la bocina, yo escuchaba y en un momento veía todo blanco, iba inconsciente. Perdí casi tres litros de sangre en ese trayecto. Ahí fue cuando los del club le pidieron sangre a la gente según lo que me contaron”, confesó, al tiempo de compartir como fue que lo atendieron al llegar a la clínica.
“Esa fue la cuarta vez que me abrían la misma cicatriz. Cuando llegué allá yo iba inconsciente, venía con la pierna muy inflamada de sangre, entonces me pincharon por todos lados y trataron de sacarme sangre con agujas, como pudieran. Hace tres días había salido del hospital y las venas las tenía todas dañadas, apenas me tocaban y me dolía, cuando llegué me pincharon todo y al final terminaron haciéndolo aquí (en el cuello)”, expresó.

La sensación que experimentó no fue nada agradable. Así lo reconoció Castillo al rememorar como lo sacaron de su casa para trasladarlo al centro médico.
“La sangre que vi fue cuando estaba en mi cama y me llevaron hasta la camioneta. Me agarraron con el cobertor y todo lo que tenía encima. Aparte era blanco y todo lo que veía era eso, blanco con rojo en todo mi cuerpo, me sentía como metido en agua. Eso fue lo peor”, consideró.

Ya en casa, dado de alta y con salud, Nicolás aseguró que tener vida y su pierna es lo más importante.

“El tiempo en donde podía tomar el teléfono y responder mensajes, veía los mensajes de apoyo. La verdad que en ese momento estaba quebrado, lloraba por todo; me salvaron la vida y eso no lo voy a olvidar jamás. Estar en una camilla era un avance, estar con vida, con mi pierna, eso era todo para mí, lo demás no me importaba nada. Lo de los mensajes me ayudó mucho porque no me sentía solo. El apoyo del club ha sido incondicional, de los dirigentes, cuerpo técnico, mis compañeros, eso ha sido fundamental para lo que me tocó vivir acá”, sentenció.

CON CALMA EN LA RECUPERACIÓN

A los pocos días de haber dejado el hospital de forma definitiva, Nicolás Castillo se puso a entrenarse en casa. El kinesiólogo de América está muy al pendiente de él y el jugador sigue al pie de la letra las indicaciones.
“Ha sido lento porque el músculo sufrió cuatro operaciones, sangrado, un infarto. Tengo una pierna que la tengo dura como palo. Me ha costado mucho el tratar de movilizarme, con suerte puedo doblar un poco la rodilla. Vienen lunes, miércoles y viernes (el kinesiólogo), trato de entrenar lo más que puedo aquí en mi casa, la semana pasada mejoré mucho, tuve un poco de movilidad y ahora estoy con un poco más de molestia, decidimos bajar el trabajo. Vamos de a poco, haciendo lo que más se pueda”, dijo.
Aunado a esto, se le hacen chequeos de presión arterial y se le administran medicamentos a fin de mantenerlo estable.
“El doctor del club viene todos los días porque tengo que medirme la presión cada cinco o seis horas, tengo medicamentos, los anticoagulantes tengo que tomármelos todos los días, tengo pastillas para la arteria que son todos los días. Me tienen que controlar. El doctor viene todos los días, el kinesiólogo viene tres veces por semana, así que bien, así vamos”, terminó.

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