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Mira

25, abril 2020 - 8:18

┃ Marysol Fragoso

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Fotos: Archivo ESTO

A raíz de aniversario luctuoso del cómico Mario Moreno Reyes (1911-1993), conocido cariñosamente con el nombre de uno de sus máximos personajes: Cantinflas, vale la pena recordar su faceta como torero, la cual quedo inmortalizada no sólo en las diversas cintas que de ese corte realizó para la pantalla grande, sino en los ruedos del país, e incluso llegó a torear en un par de ocasiones en la Monumental Plaza México y como las figuras de entonces agotó el boletaje para los festivales que encabezó.

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Mario Moreno Reyes que fue novillero y en su momento de gloria artística se dio el gusto de fundar una ganadería de toros de lidia que le dio grandes satisfacciones, además, en las cintas Ni Sangre ni Arena (1949), donde representó un personaje alusivo a Manolete, así como en La Vuelta al Mundo en 80 días (1956), en la cual alternó con el diestro español Luis Miguel Dominguín; y, El Padrecito (1964), entre otras, plasmó sus ansias de novillero, las cuales le brotaron desde sus mocedades cuando tuvo la oportunidad de lidiar su primer novillo en el coso de Vista Alegre, ubicado en San Antonio Abad en la capital mexicana.

Uno de sus espectáculos taurinos fue el que tuvo lugar en la Plaza México, máximo escenario nacional, en febrero de 1963. Se llenó el coso, que entonces tenía un aforo para 45 mil personas y muchos aficionados que llegaron a última hora para comprar un boleto, se quedaron fuera. A dicho evento corresponde una de las fotos que acompaña el presente reportaje. Cantinflas se convirtió en un ícono del toreo cómico. De esa modalidad del toreo existen referencias en España desde el siglo XVI, cuando entre la lidia formal, algunos personajes ejecutaban suertes con el único objetivo de hacer reír al público. Estas prácticas se profesionalizaron en espectáculos formales que alcanzaron sus mejores épocas a finales del siglo XIX y hasta avanzado el siglo XX.

En tierra hispana surgieron varios grupos cómicos que llamaron la atención del público e incluso de pasaron la estafeta por varias generaciones, es el caso de El Bombero Torero y Popeye Torero. De este modo, hubo quienes en otros espectáculos decidieron imitar a Cantinflas Torero. Fue el caso de Francisco Rodríguez Arévalo, quien años más tarde, realizó giras en América, donde conoció al auténtico Cantinflas, quien siendo haciendo gala de su calidad humana, le brindo su amistad y lo llevó a participar en la película Las Locuras de Tín Tan (1952). De otro lado del Atlántico, Cantinflas Torero tuvo otros imitadores, uno de ellos, que alcanzó popularidad fue el conocido como El Cantinflas de Madrid.

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En 1956, Mario Moreno Reyes adquirió la hacienda La Purísima, en Ixtlahuaca, Estado de México, ahí fundó su ganadería de toros de lidia. Años antes, en 1943, había comprado una hacienda en San Luis Potosí a la cual llamó El Detalle, en alusión a una de las frases célebres del personaje que lo convirtió en ídolo popular.

Cabe señalar que, por todos esos méritos taurinos, en la Monumental Plaza México existe una escultura de Cantinflas realizando el paseíllo. Es obra del maestro Humberto Peraza (q.e.p.d.). Se encuentra en la explanada de la puerta principal, del lado izquierdo.