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28, abril 2020 - 9:20

┃ EFE

ali

“Yo no tengo problemas con los vietcong. Ningún vietcong me ha llamado nigger (negro)”. Esta frase le bastó a Muhammad Ali para ser condenado casi al olvido el 28 de abril de 1967, el día en que por poco se acaba su carrera de boxeador.

Este martes se cumplen 53 años exactos del momento en que Ali se rebeló al negarse a dar un paso al frente para ser reclutado por su país, Estados Unidos, y cumplir con el servicio militar en la Guerra de Vietnam.

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Pero el Gobierno de Estados Unidos le tenía otros planes. Le exigió al nuevo ídolo deportivo, que generaba pasiones y odios, que se integrara a las filas del ejército y combatiera en la guerra de Vietnam, acción a la cual se negó.

Ali venía postergando en apelaciones su enrolamiento y su postura en contra de la guerra fue mal vista en una sociedad que lo tildó de traidor, antipatriota y que lo veía como un negro que reinaba en un deporte inventado por blancos.

Ese 28 de abril de 1967 el Tribunal Supremo se negó a concederle un nuevo aplazamiento, y Ali se presentó al centro de entrenamiento del ejército en Houston sin saber lo que le esperaba.

La ceremonia de alistamiento se completaba al dar un paso al frente cuando el oficial pronunciara su nombre, pero Ali no lo dio y se quedó en el mismo lugar y en silencio.

En castigo por negarse a ir al frente de batalla, además de quitarle sus títulos, Ali fue sentenciado a cinco años de prisión y le prohibieron boxear por tres años al quitarle la licencia.

Tres años, dos meses y tres días después de coronarse campeón, Ali, de 25 años, era enviado al ostracismo. El veredicto dividió a la sociedad entre partidarios y detractores de ‘El Más Grande’.

En su respuesta al porqué no iba a Vietnam dijo: “No voy a pelear una batalla en la que no creo, es algo injusto. Yo no tengo problema con los vietcong. Ningún vietcong me ha llamado nigger (negro)”.

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Durante el tiempo en que estuvo en prisión todo cambió. Hubo protestas en contra de la Guerra de Vietnam y varió la opinión de la sociedad estadounidense que comenzó a entender a Ali y después lo convirtió en ídolo y en figura influyente para toda una generación.

En septiembre de 1970, después de tres años y cinco meses en prisión, un juez federal de Texas revocó la sanción que recibió Ali por considerarla “arbitraria e irrazonable” y la misma comisión que le arrebató sus títulos le otorgó de nuevo la licencia para boxear.

Ali volvió a un ring con 28 años y un récord de 29 victorias con 22 nocauts. Y regresó también más hablador. “Soy el más rápido, el más rudo y el más lindo”, repetía una y otra vez en medio de los aplausos de un público que lo amaba.

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