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30, abril 2020 - 13:17

┃ José Luis Camarillo

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Édgar Sosa ha sido uno de los peleadores capitalinos más populares de los últimos tiempos. Una cadena de once triunfos consecutivos en combates por el título mundial minimosca del WBC y el lleno que produjo en el Palacio de los Deportes, en su defensa contra Takashi Kunishige, en 2008, son algunas de sus credenciales.

 

“Cuando era niño jugaba con mis hermanos César y Miguel, ya fuese con la bicicleta, la avalancha, futbol, box, al stop o a la meta”, nos platicó Édgar Alejandro Sosa Medina.

 

“Me gustaba inventar cosas con lo que encontraba en casa. Hacía carritos con envases de leche de cartón, con llantas de fichas de refresco; hacía armas con fichas, etcétera”.

“Me gustaban mucho las tortas de frijol, y mi comida favorita eran las milanesas empanizadas, pero nada con chile”, evocó.

 

“Yo seguía el deporte mexicano y había tres grandes: Hugo Sánchez, en el Real Madrid; el “Toro” Valenzuela, en los Dodgers, y JC Chávez. Eran mis ídolos”, afirmó.

Asimismo, nos reveló: “Yo era algo travieso y me gustaba esconder la fruta y comerla en la noche, a escondidas. Una vez, mis papás estaban en el cine y nosotros solos, en casa. Hicimos un pan en el horno de la estufa, le pusimos huevos, harina, royal (ríe). La regañiza fue al llegar mis papás y oler qué ‘se cocinaba’ en el horno”.

 

“A los Reyes Magos les pedía juegos de mesa, pelotas y bicis. Alguna vez llegué a querer un rifle de perdigones que nunca llegó; claro, pero me divertía mucho con lo que había, bicis o balones y cualquier pelota”, relató.

 

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