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Mira

30, abril 2020 - 9:52

┃ Miguel Angel García

Joselito-Adame

Foto: Archivo ESTO

El 28 de abril de 2002 se presentó en La Plaza México una cuadra de niños toreros comandada por José San Martín, empresario y visionario en hacer toreros. Aquel grupo de torerillos estaba compuesto nada menos que por Pepe Murillo, Pepe López, Hilda Tenorio, Joselito Adame, Juanito Chávez y la rejoneadora Paty Gómez Vega. Los chamacos celebraban aquel domingo el Día del Niño, festejo que resultó por demás impactante y que vio nacer en la entonces capital nada menos que a la figura actual del toreo azteca, Joselito; y daba la bienvenida a una de las mujeres toreras más representativas del país, como lo es Hilda.

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Al final salieron a hombros Adame y Chávez, también Tenorio debía haber salido en la fotografía, pero tuvo que permanecer en la enfermería tras la lidia de su astado por tremendo percance.

Los rumbos para aquellos niños fueron muy distintos, se destacaron en demasía Hilda y Joselito, siendo este último quien repitió la hazaña de salir a hombros de la gran plaza en repetidas ocasiones, además de colocarse en España como el torero mexicano de mayor proyección e impacto. Hasta la fecha Adame mantiene su cetro.

Aquel abril de 2002 los sueños para cada uno de estos niños toreros eran grandes, enloquecieron a la afición y despertaron las pasiones. Joselito salió a hombros con lágrimas en los ojos, quizá por el sentimiento que le causó ese gran triunfo, posiblemente su carácter estaba avanzado y sabía perfectamente lo que vale el la gloria en la plaza que da y quita.

Aunque niño, Joselito no jugaba al toro, no era un pequeño haciéndole al torero. Desde entonces el becerrosta hidrocálido ya se ponía frente a los becerros cual matador de toros, como si lo que tuviese enfrente fueran toros de verdad. Así salía este pequeño espada en los ruedos, su entrega y seriedad llamó poderosamente la atención de propios y extraños, siendo uno de sus descubridores el reconocido cronista de ESTO, Francisco Lazo, quien en vida siempre auguró futuro halagador para Adame.

Toros de peluche, muletas pequeñas y todo accesorio de torero eran los juguetes de Joselito. Junto con sus hermanos Luis David y Alejandro armaban el festejo en la sala de su casa, así lo vivimos una ocasión que ESTO le hizo un reportaje al niño torero en aquel entonces.

Quién diría que años más tarde estos tres chiquillos fueran piezas fundamentales en la tauromaquia mexicana. Adame, figura absoluta; Luis David, matador que camina sólido y Alejandro, novillero de amplia expectativa.

Alguna vez le preguntamos al matador Joselito, ¿qué había sido de aquel niño?

Aquí sigue, igual que antes, con sueños y muchas ilusiones”, comentó.

Basta ver a Adame y sus hermanos, siempre sonrientes y juguetones.

Pareciera como si aquel tiempo se detuvo cuando están los tres juntos.

Niños por siempre.

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