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7, mayo 2020 - 8:00

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POR ALLAND JHONNATHAN / EL SOL DE PUEBLA 

 

Sí, la historia del Puebla está hecha de resistencia como hoy pregona el club cuando festeja su 76 aniversario con el Franjatón. Pero también está hecha de momentos brillantes como los vividos en las campañas 1982-1983 y 1989-1990, cuando de la mano de Manolo Lapuente, el club logró sus hasta ahora dos únicos títulos de Liga. Para Lapuente, cinco veces campeón del futbol mexicano, su vida está ligada de forma incondicional al conjunto blanquiazul, pues además de cumplir ambos 76 años de existencia en este 2020; en Puebla debutó como futbolista y más tarde aprendió el oficio de entrenador del mejor, Nacho Trelles.

“Supe hasta hace poco cuando era el cumpleaños del Puebla y descubrí que apenas se separaba del mío por unos días. Así que ahora festejo doble, he comprendido que mi vida o destino siempre estará ligada al club y a la ciudad”, apuntó en exclusiva.

 

Manolo, además de casi compartir fecha de cumpleaños con el club, atestiguó la transformación del equipo. Pues cuando debutó como jugador profesional con La Franja a principios de los 70 del siglo pasado, el conjunto camotero batallaba por mantenerse en Primera División. Pero después de recibir una década más tarde la alternativa como entrenador, llevó al Puebla a los cuernos de la luna ante todos los pronósticos, cerrándole inclusive la boca a un histórico del futbol nacional como Fernando Marcos.

 

Así, con el título de la 1982-1983 ante las Chivas, logrado con una camada de futbolistas para muchos en “las últimas” de sus carreras como Ítalo Estupiñán o José Martínez Sánchez “Pirri” inauguraba la década dorada de La Franja, coronada hacia el final de la misma con el título de campeonísimo, del cual se cumplirán 30 años el próximo 26 de mayo.

 

“En la campaña 1982-1983 nadie daba nada por nosotros, inclusive una eminencia como Fernando Marcos nos llamaba el equipo de ‘los viejitos’, llegando a decirme que descenderíamos. Pero le dije que eso no pasaría y al final de la campaña, con todo respeto, le cerré la boca e inclusive se lo comenté. Él, como el grande que era, simplemente me contestó: ‘profesor, hizo usted un estupendo trabajo’”, rememoró.

 

“Por esa razón, el título de la 1982-1983 es el más especial para mí de todos los que gané como entrenador”, añadió.

 

EL CAMPEONÍSIMO

Sobre la corona de Liga y Copa de la campaña 1989-1990, recuerda cómo metió en orden a Emilio Maurer cuando éste le recriminó la pérdida del liderato general y más tarde la derrota en el arranque de la Liguilla a mano de Correcaminos por 3-1.

“Emilio siempre respetó mi trabajo y a veces le ganaba su pasión, como cuando caímos al cuarto lugar general, en ese entonces vino y nos reclamó. Entonces salí y le dije: ‘tú me contrataste para salir campeón de liga, no para ser líder general’, y al final los muchachos y yo cumplimos”.

Sí, la historia de La Franja es la de la resistencia. Pero también es la de convertirse en un club histórico del futbol mexicano y gran culpable de eso es el señor de las dos ligas, el señor de la copa, el señor campeonísimo… Manolo Lapuente.

 

La Franja está de plácemes

Puebla  está de manteles largos, pues su equipo de equipo de futbol cumple 76 años. Un día como hoy, pero de 1944 los asturianos Joaquín Díaz Loredo, Alfonso Sobero, José González Cobian y José Antonio Cuervo ponían a rodar a su creación, el Puebla de La Franja, en el puerto de Veracruz. La pasión y el drama se incluían con la aparición del equipo, inspirado en la franja del histórico River Plate de Argentina y en el vestido de la Virgen de la Inmaculada Concepción; sí, como para acabar de arraigarse en el poblano, en sus usos, sus costumbres y sus creencias.

 

El inicio prometía con la consecución del primer título, el de la Copa de 1944-1945; sin embargo, también ponía a prueba a sus dueños, su naciente fanaticada y a la capacidad de éstos para sobreponerse a la tragedia, como aquella del incendio del Parque Mirador. Aquello y la falta de liquidez extinguían a La Franja, pero como una auténtica ave fénix ésta resurgía de sus cenizas y reaparecía en febrero de 1964, el mismo mes de la conquista de los Beatles a América; el mismo mes cuando un tal Cassius Clay sorprendía al mundo y derrotaba al entonces insuperable Sony Liston, ungiéndose como el nuevo monarca del mundo de los pesos pesados.

 

La Franja vivía una aventura de seis años en Segunda hasta el gol de Gervacio Quiroz, en aquella promoción a Primera en Ciudad Universitaria (CU). El hoy trabajador del Ayuntamiento de Puebla marcaba el gol definitivo en el duelo contra Naucalpan. Esa victoria, ese gol, devolvían a la escuadra blanquiazul a la máxima categoría.

 

Pero Puebla debía de resistir para mantenerse a flote en Primera, firmaba buenas campañas y protagonizaba duelos épicos contra el América, gracias a la agilidad mental y táctica de Nacho Trelles desde la línea de banda, donde fungía como técnico y sin saberlo le enseñaba sobre el negocio de entrenador a un muchacho llamado Manuel Lapuente

 

Los 70 se esfumaban y La Franja amenazaba con desaparecer como lo hizo en la década de los 50. Pero un grupo de empresarios se organizaba con un ultra a la cabeza llamado Emilio Maurer. Éste presumía la sapiencia por apostar por el alumno más adelantado de Nacho Trelles en la dirección técnica, Lapuente. Dos ligas y dos títulos de Copa dejaban en claro lo acertado de la decisión y servían para cerrar los 80. Aunque a partir de entonces nada volvería a ser igual.

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