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Mira

13, mayo 2020 - 12:06

┃ ESTO

archundía

Una de las profesiones más curiosas dentro del mundo del futbol es la de árbitro. Juega un papel fundamental dentro del juego, para una oncena será el juez más justo, mientras que para la otra será la perdición. Tal es el caso de Armando Archundia, ex árbitro del balompié nacional, además de mundialista. Aceptó que se aprendió las groserías principales de otros idiomas para no dejarse intimidar por los jugadores, independientemente de la trayectoria que tuvieran.

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“No fui mucho de expulsar a jugadores, era muy preventivo y me anticipaba a muchas jugadas, eso es lo que me ayudaba. Creo que una de mis principales virtudes es que era previsor y sobre todo anticiparme a algo que podría suceder y ya lo que era inevitable, pues tenías que sacar la tarjeta roja. Aprendía palabras, sobre todo las malas palabras de otros países para que eso me ayudara, entonces si alguien llegaba a querer decir alguna, yo soltaba antes la palabra y se quedaban impactados al decir ‘este está preparado o este sabe lo que significa’, entonces eso me ayudó bastante”, externó el exárbitro.

Archundia explicó cómo era la forma en la que actuaba dentro del terreno de juego en partidos con futbolistas extranjeros, como los de eliminatorias o mundiales en los que participó. Señaló que siempre fue su virtud ante las grandes potencias del futbol como Italia, Francia, Brasil, entre otros.

“Por ejemplo, la palabra ‘pu..’ o ‘pende..’, pues en todos los países dicen lo mismo nada más que con otra terminología. Entonces, eso te lo aprendes y te aprendes así de diferentes países. Me tocaba pitarle a este equipo y yo ya sabía las palabras, entonces cuando se acercaban, tú la soltabas, sin dirigirte a nadie. Preguntaba las palabras más coloquiales me decían lo que significaba y también me decían que con esa palabra me iban a respetar y dicho y hecho, eso ayudaba. Entonces las protestas eran difíciles, porque ellos decían ‘ese sabe’”, reveló.

Armando era un estudioso, tanto que hasta consultaba con compañeros de distintas partes del mundo respecto a la actitud de los jugadores más polémicos, más gritones o problemáticos, de esa forma ya sabía lo que tenía que hacer para calmarlos, o a quién mostrar rápido una tarjeta amarilla y a quién no.

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“Primero era que tenía buena ubicación y buena lectura del partido, que eran mis secretos, pero yo me preparé y trabajaba para eso. Preguntaba en la mayoría de las ocasiones, sobre todo con equipos que difícilmente pitas en las Copas del Mundo o torneos internacionales, platicaba con árbitros de esos países a preguntarle qué jugador era problemático y es como en gran parte del mundo, hay jugador bueno, hay jugador fuerte y ya más o menos me daban tips y ya me anticipaba, trataba de estar cerca de la jugada, tenía buen diálogo, no era un árbitro autoritario, simplemente mi personalidad hacia que pudiera llegar con firmeza a tomar la decisión y el jugador sabía que estabas ahí ubicado y mejor no se arriesgaba a dar la patada o reclamarte”, indicó para ESPN.

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