Foto: Mexsport

Fue una plática entre exjugadores de Cruz Azul denominada “Leyendas de la Máquina“. César Delgado, Juan Francisco Palencia, Ricardo Osorio, Aaron Galindo, Gabriel Pereyra, Melvin Brown y Jair Pereira se unieron en una conversación virtual y recordaron su pasado como cementeros.

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En un momento de la charla llegaron al tema las Águilas del América, ese equipo que les ha ganado las dos últimas finales disputadas entre ambos conjuntos. Las burlas hacía los azulcremas no se hicieron esperar, a pesar de esa situación vivida y que cada uno sufrió fuera de la institución.

Uno de ellos fue el defensor actual de los Gallos Blancos de Querétaro, quien expresó su enemistad. Pereira fue claro y aceptó que la playera americanista no se la pondría ni por un intercambio. “Nunca jugaría para ese equipo, la verdad. Igual nunca me buscarían. Hay una gran rivalidad y esa playera ni para cambiarla”, expresó el canterano celeste.

Melvin Brown fue otro que expresó su sentir en contra del acérrimo rival. Para el exfutbolista, quien fue subcampeón con La Máquina en la Copa Libertadores del 2001, ya sueño con que la Liga MX les otorgue el título del Clausura 2020 a los suyos y así presumir la novena estrella por todo lo alto, primero a los americanistas, a los que describió de forma despectiva.

“Cruz Azul significa el tercer equipo más importante, en los números es más importante de América y Chivas, tenemos más títulos en menos años. Esperemos que nos hagan campeones y después cantárselos en la cara, primero a los ‘wilos’ y después a los demás”, dijo.

Por su parte, el Místico Pereyra fue más mesurado y recordó sus festejos con las máscaras de luchador, las cuales protagonizaron distintas bromas en el equipo.

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“Es algo muy lindo, la verdad la cultura mexicana es algo espectacular. Como tenía muchos luchadores amigos me regalaban máscaras para que cada que metiera gol festejara y saliera su máscara en la tele, pero las usaba en las concentraciones. Me ponían la máscara e iba a recepción y por ejemplo decía ‘hola soy Osorio, perdí mis llaves’, me daban las llaves y nos metíamos a sus habitaciones. Me acuerdo que una vez que hasta Isaac Mizrahi le tocó”, recordó.