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20, junio 2020 - 14:04

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POR GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ

De la especialidad de espada, la esgrimista de 22 años de edad, Jocelyn Cruz Bernal, dijo adiós al deporte por falta de apoyos de la Conade y de la propia federación.

Oriunda de Baja California, Tijuana, su último gran evento fueron los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, donde logró la medalla de bronce. Por lo que deseaba seguir en el deporte pero, dadas las circunstancias, tuvo que tomar esta decisión.

“Fue muy difícil, pero creo que ya no es el tiempo a pesar de estar muy joven. Son situaciones económicas lo que me limitó a dejar la esgrima. Fue un sueño que viví y la verdad se me empapan los ojos, ya que es algo que pocas personas tenemos la dicha de vivir”.

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Dijo que siempre amó esta disciplina y buscaba ser mejor que las demás competidoras, ya que puso su cuerpo y mente al límite en ese mar de emociones que sentía cuando competía.

“Fue una relación tóxica que no quería dejar, porque siempre me sentí capaz y en las últimas competencias me fue super bien. Pero a la vez no quise hacerle daño a nadie, ya que podría perjudicar a alguien y nunca he sido egoísta”.

Platicó Jocelyn que estuvo internada en el Centro de Alto Rendimiento de Tijuana desde los catorce años en que fue seleccionada para formar parte del equipo de esgrima.

“Ahí hice la escuela y luego me fui al CNAR, nunca compartí cosas con la familia, ya que siempre estuve concentrada en el deporte, conviví con atletas que también saben que esto es un reto. Estar con la familia se me hacía difícil porque no encajaba con ellos, tampoco en mi trabajo, por estar dedicada al deporte”.

 

Aparte de las medallas, los viajes, las concentraciones, aprendió los valores, la actitud ante la vida. “A veces quiero dormirme y regresar a donde estaba porque daba el cien, siempre positiva en lo que hacía. Y más ahora que las mujeres están logrando mucho por el deporte como Natalia Botello –esgrima-, Tamara Vega y Mariana Arceo –pentatlón- de quienes me siento orgullosa porque ponemos el nombre de México en alto y somos aguerridas”.

Comentó que tiene una hermana en judo, Jennifer Alejandra, con quien disfrutó esa aventura en Barranquilla donde el país hizo historia por ser las mujeres mexicanas quienes lograron el mayor número de preseas.

“Quedo satisfecha por lo que hice, por lo logrado en una disciplina que me metieron desde pequeña. Gracias a que soy alta, la esgrima me hizo ser capaz de alcanzar los objetivos. Siempre fui feliz, pero cierro este ciclo con mucha nostalgia”.